Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.
Harry Truman, fue Presidente de Estados Unidos en la inmediata posguerra. Truman, cuando se retiró de la vida oficial en 1952, se conformó con una pensión del ejército de apenas 13.500 dólares al año, y nunca aceptó los puestos que las grandes multinacionales le ofrecieron diciendo “Ustedes no me quieren a mí, lo que quieren es la figura del Presidente y esa no me pertenece. Le pertenece al pueblo norteamericano y no está en venta…” Mientras fue Presidente, Truman se pagó todos los gastos de viaje y la comida con su propio dinero. Y su única propiedad era la casa en la que vivía antes de ser Presidente y que su mujer había heredado y donde vivió toda su vida. ¿Pasa lo mismo en España? Veamos algunos ejemplos.
Felipe González, ex presidente del Gobierno, cobra más de 120.000 euros, según lo publicado, como consejero de Gas Natural. A ese dinero hay que sumar los 82.000 euros que cobra del Estado como asignación vitalicia, y lo que cobre como conferenciante. Por su parte, el señor Aznar, es asesor externo de Endesa, de donde cobra 200.000 euros anuales, ha sido Consejero en el grupo de Murdoch, y por supuesto también cobra los 82.000 euros de asignación vitalicia. No es extraño pues que se haya comprado una villa de lujo, valorada en más de un millón de euros, en Marbella y que no haya necesitado hipoteca.
A estos nombres, podemos añadir los de Elena Salgado, Pedro Solbes, contratado como consejero y asesor de la filial española de Barclays, o Zaplana, delegado de Telefónica para Europa y que cobra un sueldo millonario. También podemos añadir a Miquel Roca, el defensor de la infanta, que es vocal de Endesa además de poseer un rentable bufete, o Narcís Serra, que fue consejero de Gas Natural y Presidente de Caixa Catalunya. Y todo ello por no mencionar a los hijos de Pujol o al ínclito Rato, o a tantos y tantos otros. Y es que podríamos seguir Ad Nauseam. Y sin duda, en todos estos casos, lo evidente es que sin su paso por la política no hubieran nunca ocupado estos puestos. No ha habido puerta giratoria; ha habido para buena parte de la Casta, puerta de llegada a jugosos estipendios y canonjías tras su paso por la política. Todo lo contrario que Truman. Y es que nuestra Casta, ha parafraseado a Kennedy pero al revés; y ha constituido la norma y no la excepción la existencia de individuos que llegan a la política pensando en lo que ésta puede hacer por ellos y no en lo que ellos pueden hacer por los ciudadanos. Así nos va.