José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.
Presentó recientemente la señora Gomendio junto al Secretario General Adjunto de la OCDE, Stephan Kapferer un pormenorizado trabajo sobre los estudiantes españoles en el que se constatan las diferencias académicas entre chicas y chicos.
Los aspectos más llamativos son que las chicas leen más por entretenimiento, los chicos utilizan los dispositivos electrónicos de modo comunitario, es decir juegan más ‘on line’ con amigos, y que ante las matemáticas las chicas se retraen ante los chicos, aunque cuando están solas afrontan estas materias con igual o mejores notas que los chicos cara a la universidad, en donde por cierto son mayoría. Hay ciertos grados universitarios como las ingenierías en las que los chicos son aún mayoritarios.
Las conclusiones son entre otras la necesidad de potenciar en unos y otros las carencias que aparecen en el informe y que posibilitarán en caso de quererlo el acceso a la universidad en el grado deseado.
A nadie le gusta que le afeen la profesión, que dedicándose a la enseñanza nos digan que ocupamos los lugares de cola en estas pruebas diagnósticas (PISA) y ante eso se buscan excusas de todo tipo, cuál de ellas más peregrinas; por eso no gustaron sus declaraciones cuando dice que nuestro sistema universitario no es sostenible, ni por el número de estudiantes, ni por su nivel formativo, ni por la calidad que se imparte, ni por los condicionantes que existen en ese entorno.
Es natural, habitual, frecuente, corriente, y diría que hasta lógico en muchísimos de los países de nuestro entorno la realización de pruebas diagnósticas en los centros educativos y lo que es más importante: que se conozcan sus resultados, siempre ponderados y con factores que corrigen entorno geográfico, económico, cultural, etc.
Aquí no es posible conocer esas listas de modo público, ya que dicen algunas voces temerosas provocan competencia, diferenciación, el que nadie vaya a querer ir a un colegio o instituto determinado y si a otros...,
Nos vemos los padres obligados a permanecer en el ostracismo y la ignorancia, salvo que nos empecinemos y pidamos los resultados al director del centro en cuestión, que tendrá a bien o no mostrarlas.
Uno de los criterios de elección de centro educativo es obvio que sea el resultado de estas pruebas y así saber si es un buen colegio o instituto con los datos objetivos que aportan y que ponen en valor a toda la comunidad educativa: docentes, familias, y alumnos, los grandes protagonistas o por el contrario, en evidencia si los resultados son malos; imposible conocerlos ante la oposición radical de los representantes sindicales de los docentes.
Continuamos tirando balones fuera, es mucho más cómodo y menos exigente; de momento nos conformamos con lo que si nos dice la Secretaria de Estado, que las chicas leen más y que los chicos cursan más ingenierías., algo es algo.