Mercedes Ventura. Diputada autonómica de Ciudadanos por Castellón.
Los actos violentos del pasado domingo en Palma de Mallorca distan del significado del deporte. La escena violenta me conmovió como ciudadana, provocándome sentimientos de vergüenza ajena, de frustración ante la falta de valores cívicos de algunos adultos, y de tristeza por el significado que ofrecen estas personas al deporte. Porque el deporte no va de ganar o perder, esto es solo un resultado y no la esencia del mismo.
La finalidad del deporte es contribuir al desarrollo integral del infante, proporcionar un estado óptimo de salud física y mental, así como ofrecer valores sociales de suma importancia para la convivencia en sociedad, es decir, aprender a confiar y trabajar en equipo, respetar a los iguales, a solucionar problemas desde la buena praxis, y a cooperar dentro de un ámbito competitivo como puede ser el fútbol.
Seguramente, muchos de estos padres no entendieron la finalidad del deporte, así como no entendieron que son un modelo a seguir en la crianza de sus hijos, y que ante patrones de conductas de este estilo se está dañando al mundo del deporte y lo que este representa. Vergüenza, y más vergüenza siento ante estas conductas salvajes fruto de una falta de regulación emocional y principios cívicos.
Como padres, y aunque hablo en plural quiero hacer extensible también a las madres, se debe primar los intereses de la deportividad y los beneficios que conlleva en el desarrollo físico, psicológico y social del menor, y dejar en un segundo plano las rivalidades de algunos padres que se comportan como si fueran hinchas fanáticos. Tomar este rol solo conduce a un desequilibrio emocional que acaba en insultos al equipo rival, al entrenador y al árbitro.
Esta situación violenta provoca en el menor tensión, ansiedad y fallos en la ejecución del juego porque están más pendientes de lo que dice el padre o el espectador que del juego en sí, y como consecuencia de la elevada presión el menor termina por no disfrutar de la práctica deportiva.
Pero la situación ocurrida este domingo en Palma de Mallorca no es aislada. Según el Sindicato de Árbitros, en lo que va de año son continuos los actos violentos cada fin de semana en deportes competitivos, como es el fútbol. Siendo los padres en un 80% de las situaciones el problema de la violencia en el fútbol de formación, es más, cifran en más de 50 las agresiones físicas que sufren los colegiados cada fin de semana.
Estas conductas disruptivas erosionan los valores que tiene la práctica deportiva y la educación de los menores. En el deporte debe primar el valor pedagógico por encima de la victoria y los clubs deberían penalizar estas conductas a los adultos.
Afortunadamente, son bastantes clubs y federaciones de toda España que se han concienciado de este problema y están tratando de reeducar a los padres, sin sacarlos del terreno, sino a base de formación, como escuelas de padres, y campañas de sensibilización con lemas como: 'Insultar es de cobardes', 'Su educación depende de ti', 'Con respeto ganamos todos'… Estas medidas contribuyen a rescatar los valores que tiene el deporte e inculcarlos en los adultos, disminuir la violencia y permitirá que el menor disfrute jugando.
Para finalizar, me uno a los lemas y les lazo el siguiente: 'Si quieren un campeón en la familia entrénese… mientras tanto, deje que su hijo juegue feliz'.