Mercedes Ventura. Diputada autonómica de Ciudadanos por Castellón.
“Un pasito p’alante y un pasito p’atrás…”. El estribillo de esta canción de Ricky Martin me viene a la cabeza cuando pienso en cómo se están dirigiendo las políticas educativas en la Comunitat Valenciana. Específicamente, en materia lingüística el Consell se ha dedicado a desterrar todas las propuestas que funcionan solo porque huelen al Partido Popular.
Una de estas propuestas es el proyecto plurilingüe que se impulsó en mayo 2015 en seis colegios de la Comunitat Valenciana para implantar una línea de enseñanza con un 80 por ciento de la jornada en inglés y un 20 por ciento en lenguas co-oficiales de la autonomía, aproximadamente. Se trataba de una apuesta retadora para nuestra sociedad porque contribuiría a mejorar las competencias lingüísticas y el rendimiento académico.
Toda una apuesta que venía armonizada por un enfoque didáctico recomendado por el Marco Común Europeo, que contaba con un gran equipo de docentes y el desarrollo de recursos metodológicos innovadores. Este proyecto plurilingüe desde su implantación ha sido desarrollado con pasión por los diferentes centros educativos y esta pasión ha eclipsado a los familiares por la calidad ofrecida.
Pero en ocasiones las buenas propuestas no tienen un final feliz. En este caso este proyecto ha sido aniquilado sin tener la posibilidad de ser escuchado ni evaluado. A golpe de decreto, ha sido sacado del sistema educativo y sustituido por el decreto Marzà que no permite avanzar en competencias lingüísticas. Un decreto que divide a una sociedad y que vulnera los principios de igualdad. Un decreto chantajista porque solo aquellas familias que hablen valenciano podrán tener la oportunidad de aprender inglés. Un decreto que no enriquece porque no se ha contado con la voz de toda la sociedad. Un decreto que solo busca la inmersión lingüística. En definitiva, se trata de un decreto que no es bienvenido por parte de la sociedad valenciana y, en especial, por estos centros educativos que tuvieron la oportunidad de participar en el proyecto experimental.
El malestar ha sido tal, que los padres han recogido firmas y se han manifestado para su continuación y, es más, han solicitado que se evalúe su eficacia antes de determinar su muerte, que tengan datos objetivos y que no basen en fines ideológicos.
La prensa se ha hecho eco de esta situación y ha recogido en diferentes medios escritos y digitales el malestar por su eliminación y las virtudes del mismo donde las familias han indicado “estar muy satisfechos con este plan, no sólo porque los niños y las niñas adquieren un nivel muy elevado de inglés, sino que también tienen buenas competencias en valenciano y castellano”, así como han solicitado que “se pueda exportar a otros centros”. Nosotros desde Ciudadanos hemos solicitado que todos los niños y las niñas que están dentro de este proyecto plurilingüe puedan finalizar la educación obligatoria dentro de este sistema. También solicitamos su continuación escuchando la voz de las AMPAS. No tomar en consideración lo que dice la comunidad educativa es ir hacia atrás como los cangrejos y ofrecer una menor calidad educativa.
Con este artículo me gustaría apelar a la sensatez y que se evalúe un proyecto antes de eliminarlo. Es importante conocer los resultados para poder optimizar los aspectos que se requieran y eliminarlo por fines ideológicos no favorece al avance en materia educativa.