Mercedes Ventura. Diputada autonómica de Ciudadanos por Castellón.
Hace años que etiqueté el mes de diciembre como el mes de las calorías porque al finalizar el año me encontraba con un nuevo regalo: ¡un kilo de más! Seguramente muchos ciudadanos se encontrarán con este regalo, debido a que la Navidad se basa en compartir con los tuyos experiencias maravillosas, pero alrededor siempre de una mesa llena de comida.
En estos días hacemos excesos de comidas copiosas y bebidas calóricas, pero lo más importante es tener conciencia de que esta situación es excepcional porque, prolongada en el tiempo, puede producir sobrepeso y obesidad. Para entender estos dos conceptos, me basaré en la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que entiende que el sobrepeso y la obesidad son una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud física (por ejemplo, diabetes e hipertensión) y psicológica (por ejemplo, baja autoestima).
La obesidad se ha convertido en un problema de salud pública debido a su elevada prevalencia y en los últimos años se ha incrementado hasta el punto de que España se ha convertido en el segundo país de Europa, después del Reino Unido, con más personas con sobrepeso y obesidad (según fuentes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE). Es más, el 53,7 por ciento de los españoles tiene sobrepeso y un 17 por ciento sufre obesidad.
Centrándonos en la Comunitat Valenciana, el estudio publicado por la Sociedad Española de Cardiología indica que entre la población adulta un 19,8 por ciento sufre obesidad y un 36,8 por ciento tiene sobrepeso. Pero más alarmante es, que más del 16 por ciento de los niños sufren obesidad. A pesar de vivir en una tierra privilegiada donde se puede disfrutar de la dieta mediterránea recomendada por la OMS. La obesidad en la infancia es un factor que afecta a una diabetes futura o cualquier tipo de enfermedad.
Entre las causas de esta situación encontramos que se ha perdido bastante el estilo de vida mediterránea, bien sea por desconocimiento sobre qué es una alimentación saludable o por falta de tiempo que puede llevar a comer cualquier cosa, desorganización entre las comidas, saltarse el desayuno, sobre todo en los más pequeños, y comer a deshoras y deprisa.
Por otro lado, el escaso consumo de frutas y verduras, sobre todo en los más pequeños. Otras causas, son la elevada oferta en el mercado de comidas y bebidas con muchas calorías y la poca información sobre su composición nutricional. Estas se suman al descenso en la actividad física y el aumento de sedentarismo. En este punto, podemos hablar de que existe un balance energético negativo porque se consumen más calorías y se hace menos ejercicio para quemarlas, de ahí que estos michelines se conviertan en una enfermedad.
Desde Ciudadanos hemos solicitado al Gobierno que ponga en marcha campañas de publicidad institucional sobre hábitos saludables, que se implemente un etiquetado informativo ‘simple, sencillo y comprensible’, que facilite información a los menores y progenitores sobre la idoneidad del alimento y colaborar con la industria alimentaria para que reduzcan la cantidad de azúcares y grasas utilizados en sus alimentos.
Por otro lado, en el ámbito educativo también hemos solicitado restringir la oferta de alimentos y bebidas azucaradas, acreditar la calidad de los menús escolares y promocionar la dieta mediterránea, así como ampliar a nivel curricular las horas de educación física y colaborar con federaciones deportivas en el desarrollo de programas autonómicos de actividades deportivas en los centros escolares. Estas y otras propuestas son las que se han presentado desde Ciudadanos con el objetivo de tener una sociedad más saludable.