Mercedes Ventura. Diputada autonómica de Ciudadanos por Castellón.
El curso académico ha empezado con el protocolo valenciano de atención sanitaria elaborado conjuntamente por la Conselleria de Educación y la de Sanidad. En un principio, parece una buena idea que haya una planificación en la coordinación de ambos departamentos si se quiere velar por la salud de la comunidad educativa.
Aunque estamos de acuerdo en el fin, no compartimos la forma de llevar a cabo la protección de la salud del alumnado. En primer lugar, porque se asignan responsabilidades a los docentes que no son su competencia; y, en segundo lugar, porque se ningunea por completo el papel del enfermero/a escolar.
Estas ocurrencias del Consell solo llevan a sobrecargar a nuestros docentes, primero fue la Xarxa Llibres, que convirtió a los profesores en ‘revisores y reclamadores’ de libros y ahora pretenden que se conviertan en ‘sanitarios’. ¡Hasta dónde vamos a llegar con estas ocurrencias! Porque no se le puede asignar a un docente competencias que no le corresponden y además, sobrecargarlo en sus tareas como educador.
Me parece muy bien que se forme al docente en atención sanitaria por si se diera alguna urgencia y poder atender de manera temprana, pero otra cosa es el intrusismo profesional que se deriva de este protocolo que han publicado.
Si es verdad que el Gobierno a la valenciana ha venido a rescatar personas, que lo haga y que invierta los recursos necesarios para hacerlo efectivo. Parece que las prioridades del Ejecutivo no son las mismas que las de la sociedad, y se les ha olvidado que hay cuestiones que son importantes y urgentes, como es tener un enfermero o enfermera escolar en los centros educativos que lo requieran, y hay otras cosas que no son tan importantes, como RTVV, pero el Consell cree que sí son urgentes.
Me gustaría, en este artículo, explicarles a los miembros del Consell el porqué de la creación de más figuras del enfermero escolar.
En primer lugar, porque si quieren cumplir la ley, realizar una educación inclusiva y ofrecer calidad educativa, deben dotar de los recursos necesarios para que sea efectivo.
En segundo lugar, porque los niños o niñas que tienen una enfermedad crónica no deciden a qué hora pueden tener alguna dolencia o crisis y tener un enfermero de manera parcial o que únicamente vaya a supervisar cada 15 días no contribuye a la seguridad sanitaria del alumnado.
En tercer lugar, la falta de especialización del enfermero/a no garantiza la calidad asistencial. Creemos que es un error abrir una bolsa generalista para cubrir plazas de enfermero/a escolar sin solicitar la especialización en esta área. Seguramente la señora Montón no abriría una bolsa para cubrir vacantes de psiquiatría para que entraran todos los licenciados en medicina ¿verdad que no?
Finalmente, creemos que compartir un enfermero/a de atención primaria para la supervisión de los centros educativo o atención en unas horas a estos centros no es la solución, únicamente es una medida de recorte presupuestario que provoca mayor saturación en el centro de atención primaria de referencia y no sé ofrece la calidad atencional que está solicitando el ciudadano. En este sentido, le pido al Consell que reflexionen qué es importante y urgente en sus políticas, y con qué especialistas hay que contar para hacer efectiva una educación de calidad.
