Mercedes Ventura. Diputada autonómica de Ciudadanos por Castellón.
En materia educativa nos hemos vuelto científicos con tanto ensayo de acierto-error. El alumnado y el docente se han convertido en las cobayas de los gobernantes que a partir de sus ideales políticos han ido probando fórmulas mágicas para solucionar el fracaso escolar y el abandono prematuro de las aulas.
Tanto cambio e improvisación han impedido ver qué aspectos han funcionado en el sistema educativo porque únicamente se han centrado en criterios políticos y se han alejado del tinte independiente y profesional que debería marcar el criterio educativo.
En el año 1970 llegó la primera Ley General de Educación. Le siguió la LOGSE, más tarde la LOE y en la actualidad, la LOMCE. Cada una de ellas con diferentes tintes políticos y con el mismo pecado: el fracaso y abandono escolar.
Yo estudié la educación obligatoria dentro del sistema de la LOGSE y me acuerdo que no se podía obtener el Graduado Escolar si no aprobabas con un cinco como mínimo en el octavo curso. De esta manera se podía acceder a Bachiller.
Posteriormente, con el cambio a un gobierno socialista vino una reforma educativa con la LOE que facilitaba obtener el título de Educación Obligatoria, ESO y el acceso a Bachiller, con la finalidad de reducir el fracaso escolar. Se podía acceder a Bachiller con una evaluación negativa en una o dos materias y ‘excepcionalmente en tres’.
En el 2013, con otro cambio de gobierno llegó la LOMCE del Partido Popular, que ponía piedras en el camino con las famosas reválidas y el alumno debía superar con un cinco, como mínimo, la ESO para acceder a Bachiller.
En 2017, con la gran presión recibida por los diferentes grupos políticos, se aprueba la moratoria del Real Decreto de la reválidas de la LOMCE. Pero esta semana hemos tenido la gran sorpresa de que esta moratoria a la reválida tiene nuevos cambios en la normativa; es decir, que para adaptar a la nueva situación las condiciones de acceso a los títulos, el Ministerio ha decidido contradecirse en su propia norma a no solicitar una nota media final al menos de un cinco sobre 10 para obtener ESO y acceder a Bachiller.
Sinceramente, el Gobierno del Partido Popular ha perdido la cabeza con sus incongruencias legislativas, cambiando la reglas de juego a medio curso porque el alumnado y el docente a fecha de hoy no saben qué deben hacer para superar ESO. Este cambio nos lleva a que no se valore el esfuerzo y se reduzca la calidad educativa.
Espero que no tarden en llegar los frutos del pacto educativo propuesto por Ciudadanos, para que frenen las incongruencias estatales y se ponga fin a los continuos enfrentamientos entre el Estado y las Administraciones Autonómicas, donde cada gobierno quiere instaurar su ideología. Aquí, en la Comunitat Valenciana, bien contentos nos tiene el conseller con sus sueños de ‘Països Catalans’ y con la baremación encubierta de los interinos, entre otros.
Finalmente, apelo a la reflexión de los gobernantes sobre qué rumbo desean darle al Sistema Educativo. Yo apostaría por un modelo donde prime el esfuerzo y la calidad educativa. Es más, donde se reforme la carrera profesional del docente, ofreciendo mayor formación a través de un DIR o formación permanente y se dignifique y prestigie esta profesión porque es una de la más importantes y esenciales de nuestra sociedad.