Mercedes Ventura. Diputada autonómica de Ciudadanos por Castellón.
La semana pasada me preguntaba qué entendían muchos políticos por democracia. Es cierto que esta palabra es fruto del debate filosófico y político a lo largo de la historia, pero tras años de análisis se ha consensuado que la democracia es más que la representatividad y la participación en la formación de los órganos de Gobierno de un país; es garantizar principios como el respeto a la libertad individual y el diálogo pacífico en el ejercicio del poder político.
Si no tenemos claros estos principios, se está atentando contra la democracia de un país y esta queda relegada a un segundo plano por encima de intereses partidistas. Pudimos ver un golpe a la democracia el pasado sábado por parte de dirigentes políticos no afines al Gobierno elegido por una mayoría parlamentaria. ‘Su democracia’ fue alentar, de manera directa e indirecta, al odio hacia sus compañeros y compañeras de hemiciclo con discursos destructivos que no contribuían a la mejora de un país. ¿Deseaban nuevas elecciones y mayor endeudamiento? ¿Estaban pensando en los ciudadanos? Me gustaría saber el fin de su actividad política.
Como decía Aristóteles, toda actividad humana tiene algún fin. En este sentido, el fin de la actividad de un político debe ser velar por el bienestar de la sociedad y este ha sido el fin que ha buscado el grupo parlamentario Ciudadanos, velar por desbloquear tras 10 meses de incertidumbre el Gobierno, proponer 150 medidas de consenso y empezar a trabajar para construir una sociedad mejor. Pero parece ser que el fin de los ‘partidos del bloqueo’ ha sido partidista, egoísta y sin miras a la sociedad. Estando o no de acuerdo en la composición del Gobierno, una cosa está clara y es que Ciudadanos ha contribuido al fin de 35 años de bipartidismo y al principio del diálogo de las diferentes fuerzas políticas que podrá contribuir a desarrollar leyes consensuadas que tendrán mayor perdurabilidad en el tiempo.
Con el desbloqueo podemos empezar a trabajar en medidas que permitan modernizar este país y avanzar en dar soluciones a los problemas que nos hemos encontrado durante estos años, fruto de las mayorías absolutas. Ahora existe la oportunidad de que todos los grupos políticos empiecen a servir a los españoles y las españolas a través de reformas importantes como son las educativas, de empleo, dependencia, sanidad, etcétera, que contribuirá al estado del bienestar de los ciudadanos y las ciudadanas.
Ahora es el momento de escuchar a la sociedad y dar soluciones a algunas cuestiones como, por ejemplo, a las reválidas. La semana pasada se palpó el malestar de la comunidad educativa sobre este tema, las reválidas. Ahora es el momento de trabajar todos juntos para cambiar el modelo educativo y desarrollar una nueva ley educativa que dure una generación.
Pero para conseguir reformas es necesario que exista una visión compartida entre el bienestar, la política y la sociedad. Es decir, que el fin de un político sea servir a la sociedad para conseguir que sus ciudadanos y ciudadanas gocen de un estado bienestar. Cuando este fin se desvincula y pasa de ser social a individual, aquí peligra el principio de ética y democracia debido al desinterés por el pueblo.