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viernes, 22 de noviembre de 2024 | Última actualización: 22:28

Los deberes no son para el verano

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Mercedes Ventura. Diputada autonómica de Ciudadanos por Castellón.

En estas fechas seguramente la mayoría de las personas estamos pensando en unas merecidas vacaciones. Tanto trabajadores como estudiantes desean disfrutar de nuestro clima mediterráneo que les va a permitir descansar y recargar las pilas para iniciar el nuevo curso o jornada laboral.

Es impensable que a los trabajadores se les recomiende realizar tareas en sus vacaciones y de la misma manera no se debería abusar de enviar deberes al alumnado durante el verano. ¿Que no han aprendido bastante nuestros niños y niñas durante todo el año académico?

Hay que cambiar el enfoque de ‘los deberes’ porque en ocasiones se traducen en un estrés familiar. Hacer los deberes se convierte en ocasiones en un conflicto familiar cuando los menores al salir de la escuela únicamente desean jugar con sus amigos o hacer deporte y pide a gritos tener tiempo de ocio. Por otro lado, hay niños y niñas que tienen ayuda en casa, pero otros no disponen de este recurso, lo que se traduce en una desventaja social. ¡Ah! Sin olvidarnos de que obligamos de manera indirecta a los padres a ayudar a realizar los deberes de sus hijos e hijas y esto limita que  puedan disfrutar de tiempo de ocio conjunto, entre otros ejemplos que podríamos poner.

Si nos vamos al informe PISA, se indica que España es el quinto país que más horas dedica a la semana en realizar deberes y concluye que el tiempo que se invierte en su realización no es directamente proporcional con el rendimiento académico obtenido, sino que hay otros factores que lo determinan, como por ejemplo, la calidad de la enseñanza.

Evidentemente, no resulta motivador para el alumnado llegar a casa y dedicar su tiempo de ocio a seguir realizando las tareas académicas y menos cuando se basan en actividades repetitivas y mecánicas, como pueden ser más sumas o más restas. Estas tareas repetitivas no contribuyen a desarrollar un aprendizaje significativo y, obviamente, a la motivación del alumnado. Hay que dotar de valor pedagógico a las tareas recomendadas para casa, estas deberían ser complementarias a las que se desarrollan en el aula para poder extrapolar los conocimientos aprendidos en el aula a otros contextos y así consolidar un aprendizaje significativo. Se podrían realizar tareas complementarias como la lectura de libros, tareas de investigación, manualidades, actividades de reflexión… En definida, tareas que estimulen la creatividad y el disfrute por aprender.

El verano es tiempo de cambiar la rutina académica, los niños y niñas deben disfrutar realizando actividades con su familia, deporte, jugar con sus iguales, ir a campamentos donde adquirirán competencias básicas para la vida, talleres de manualidades... El verano nos ofrece una oportunidad para aprender cosas nuevas y de realizar estas actividades complementarias indicadas anteriormente. En este caso, aquel alumnado que desee reforzar un área de conocimiento específica, puede optar por hacer actividades desde un punto de vista práctico dirigidas a los problemas en la vida cotidiana. Por eso, no a los ‘cuadernillos de vacaciones’.