José Vicente Ramón Moreno.
Tengo dos perros pequeños que paseo yo sólo o con mi hija mayor por el Parque Ribalta y mi hija pequeña tiene una perra mediana y también utiliza el Parque para su paseo.
Desde siempre, no salimos a la calle sin bolsitas y papeles para recoger los desperdicios que suelen dejar los tres. Incluso llevamos toallitas de las que se utilizan para los bebés tanto para limpiarlos a ellos como para nuestras manos.
Esta introducción no tendría más importancia, ya que hay mucha gente que lo hace y es lo que debemos hacer, si no fuera porque hay bastantes ¿personas? que, por sistema, dejan que los perros hagan sus necesidades y no las recogen, quedando tanto las aceras de nuestras calles como los diferentes andenes de nuestros parques llenos de excrementos caninos que, en muchas ocasiones pisamos sin darnos cuenta.
¿Y saben ustedes los comentarios inmediatos contra quienes van?, contra todos los que paseamos perros, a lo que yo me rebelo porque jamás me he dejado ningún resto tirado.
Por tanto le pido al nuevo año que nos traiga mayor conciencia para los de la fábula y que de una vez y por todas se aplique la normativa municipal y se sancione a todos aquellos que ensucien nuestras calles no sólo con excrementos, sino con salivazos, pieles de pipa o cualquier otro elemento que vaya en contra de la limpieza (el que quiera hacerlo que lo eche en el comedor de su casa).
¡Feliz Año Nuevo 2013! (para casi todos).
