Vicente Aparici Moya. Consultor Ambiental. Patrono Fundación Economía Circular.
Al finalizar la primera década del presente siglo se aborda la solución a los problemas de la escasez de agua, especialmente en el sudeste de España, mediante un ambicioso plan de instalación de desaladoras y la supresión del Trasvase del Ebro, modificando el PHN en vigor para ello. Fue una decisión política que ha tenido algunas consecuencias desde el punto de vista social, económico y ambiental.
Pero más allá de eso, considero interesante hacer una reflexión, en este momento en que tratamos de implementar con fuerza los postulados de la Economía Circular, y qué duda cabe que el sector del agua, como ya dijimos en un artículo anterior (Agua y Economía Circular), es una de las áreas de especial interés.
El profesor Mariano Soto en su artículo ‘Uso sostenible del agua desalinizada para riego’ resume una serie de ponencias presentadas en las Jornadas de la Fundación Foro del Agua, en las que se debatió de este tema por más de 30 expertos, y se estudiaron los aspectos económicos, ambientales y de esta posible fuente de suministro de agua para la agricultura.
Algunas conclusiones que destaco como muy relevantes, desde el punto de vista de la Economía circular:
Supone una fuente de suministro garantizada en cantidad, no sujeta a variaciones climáticas.
Tiene un alto consumo energético y por tanto eleva las emisiones de CO2 (4Kw/m3 frente a 1.2 kw/m3 de un trasvase)
Presenta un problema de devolución al medio de las salmueras (afección a las praderas de Posidonia, importantes refugios de biodiversidad) y de contaminación de suelos por Sodio o por la elevada acidez o de fitotoxicidad por la presencia de Boro.
Presenta un bajo rendimiento. Alto consumo de materia prima (agua salobre) por unidad de producción. Baja ecoeficiencia.
Hay que remineralizar el agua para su uso (nuevos consumos de materia prima)
Altos costes de producción de agua frente a otras alternativas
Parece pues que desde el punto de vista de la Economía Circular, queda un largo trecho por recorrer para que el uso de aguas desalinizadas sea una buena alternativa a las aguas superficiales y que por tanto debería de usarse, en mi opinión, allá donde no existe otra forma de obtención de agua, donde existan cultivos de alto valor añadido o como complemento a otras fuentes de suministro. Y siempre con la vigilancia debida y corrección de los efectos ambientales. Recomiendo estudio de Victoriano Martínez y Bernardo Martin (Universidad Politécnica de Cartagena)
Como bien dice el profesor Mariano Soto, “la solución al déficit hídrico estructural en las zonas deficitarias habría que buscarla en una combinación de todas las fuentes posibles, superficiales, subterráneas, trasvases, reutilización y desalación” y desde el punto de vista de la Economía Circular con especial hincapié en la reutilización, donde queda un trecho largo que recorrer todavía en nuestro territorio nacional para cumplir también con la Directiva Europea de Aguas y los compromisos alcanzados con la UE.
No valorare la decisión política que en su día se tomó, pero si que diré que es evidente que desde el punto de vista estricto de la Economía Circular, no parece solo la desalación el mejor camino y espero que se tenga ello en cuenta en un futuro diálogo por un Pacto de Estado por el agua que desemboque en un nuevo PHN que en estos tiempos ya debería ser claramente influenciado por los postulados de la Economía Circular.