Noticias Castellón
viernes, 21 de febrero de 2025 | Última actualización: 10:30

1 de Mayo

Tiempo de Lectura: 2 minutos, 33 segundos

Noticias Relacionadas

José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal. 

El pasado jueves se celebró en muchos países el Día Internacional de Trabajo, el de los trabajadores, jornada reivindicativa donde las haya en las que los dirigentes sindicales enarbolando la bandera de sus representados reivindican aquello que según épocas y situaciones más se adolece, generalmente trabajo y en condiciones dignas.

Vaya por delante mi respeto constitucional a su existencia y a la legal representación de los derechos  de la parte que habitualmente suele ser la más débil en las relaciones laborales; dicho lo cual y oídos los argumentos y diatribas de los señores Méndez y Toxo desde la capital de Vizcaya, no puedo más que alarmarme: sonaron repetitivos, cansinos incluso y sin ninguna iniciativa ni propuesta positiva de la actual realidad social y laboral.

La relación laboral basada en la permanencia durante muchos años en la misma empresa, unido a condiciones draconianas de cese, con parámetros rígidos y prácticamente imposibles de mover, ha pasado a la historia.

Cada vez más los trabajos con menos horas de las tradiciones son una realidad y se está fomentando el autoempleo o la figura  de los emprendedores. No he escuchado a ninguno de ellos hacerles  mención ni   que cobertura están dispuestos a darles desde sus organizaciones.

Mantenemos artificialmente instituciones y organismos del Estado por el hecho de estar así regladas y esto es tremendo. El inmenso aparato burocrático en que hoy se han convertido no puede subsistir con las cuotas de sus afiliados, siendo al final los impuestos de todos los que los mantienen, seamos o no de su ideología, estemos de acuerdo o no con sus planteamientos y con lo que defienden, si o si tenemos que destinarles parte de lo que se recauda.

Ahora que está muy en boga en realizar consultas de todo tipo y aprovechando cualquiera de ellas, se podría incluir alguna relacionada con su financiación. Poca extrañeza nos causaría el resultado de la misma. La mayoría está a favor de que se mantengan con sus ingresos, sin financiación extra del Estado.

Los vergonzosos escándalos de los ERE en diversas comunidades autónomas  en los que dirigentes y ex dirigentes sindicales están imputados, el uso indebido de las subvenciones por parte de UGT, el destino indecoroso de la jugosísima partida de formación que las empresas pagan mensualmente en su recibo de la Seguridad Social y que se han gastado bien en pocas ocasiones, están siendo noticia de portada en el telediario demasiadas ocasiones.

Resulta obvio que también los sindicatos necesitan una catarsis en la que sus dirigentes actuales, sus equipos endiosados y enquistados como en muchas otras instituciones se vayan, dejen paso a nuevas gentes con visión y mentalidad de este siglo veintiuno, pues de lo contrario los sindicatos, pilar necesario en la configuración de nuestro Estado de Derecho caerán; sus grietas comienzan a ser no solo evidentes sino enormes.