Diana Rubio. Politóloga experta en comunicación política, protocolo y eventos.
Si realmente queremos un repaso a la actualidad informativa, política y social de año en año, existe una fiesta en España que espero consiga ser patrimonio inmaterial de la humanidad y a las que particularmente recomiendo asistir y disfrutar, hablo de las Fallas valencianas.
Estas fiestas tradicionales funcionan como un altavoz de llamamiento al turismo, donde poder disfrutar de unos días festivos únicos , lo que la hacen especial y genuina, y son considerados aspectos esenciales que influyen en la creación de la marca ciudad valenciana, haciéndola reconocible de manera internacional.
Y es que en esos días donde el olor a pólvora, el humo y el fuego toman las calles de la ciudad mediterránea, conllevan a su vez tintes relacionados con la comunicación política.
Si hacemos referencia a esta disciplina, vemos ilustrados en los característicos “ninots” las figuras de cartón que arderán la noche de la “cremà”, a un gran abanico de personalidades autonómicas y nacionales. Lo que resulta curioso de estas imágenes, es que la creación de las mismas se inspiran en su mayor parte en informaciones, acciones y propiamente en los políticos que las protagonizan.
Corrupción, recortes, cierres y otras conocidas acciones gubernamentales encuentran su espacio creativo en estas fiestas.
Barberá, Fabra, Rajoy, Rubalcaba, Diez y un largo etcétera de políticos españoles e internacionales han estado representados en las fallas valencianas, donde a su vez se enfrentan a un examen ilustrado de sus comportamientos y acciones en la vida política, siempre teniendo en cuenta que el humor y la sátira estarán presentes y que quedarán relegados a cenizas, lo que podríamos considerar una nueva oportunidad de mejora o de continuidad para ellos.
Pero no queda ahí la cosa, ¿Qué imagen proyectan los "ninots" políticos? Bajo mi punto de vista, aquella que los propios protagonistas han mostrado a la ciudadanía, un reflejo de lo que la sociedad en este caso valenciana, piensa sobre ellos, siempre aderezado con ironía y sarcasmo.
Los "ninots" dependiendo de la percepción social que la ciudadanía tiene de cada político, derivada de sus acciones y las noticias relacionadas, realzará sus rasgos de una u otra manera, lo que nos da como resultado unas imágenes más o menos atractivas, más o menos cómicas y más o menos reales. Eso si, todos reciben una dosis de realidad bañada con humor que siempre viene bien para poner los pies en el suelo y replantearse si la imagen que dan es la que realmente quieren dar a la población.
Por tanto, la imagen política encuentra uno de sus exponentes mas internacionales en esta fiesta tradicional, donde se les castigará o premiará a través de la producción de los "ninot" personalizados, que mostrarán la cara ácida de la realidad política.