Doménec Nàcher. Secretario técnico de Asaja Castellón.
El sector de cítricos es el único sector agrario (al menos yo no conozco otro) que el comprador retira la cosecha del árbol y la lleva al almacén, salvo lo que sucede en Catalunya y Andalucía donde quien retira la cosecha es el propio agricultor y la lleva al almacén.
Digo esto porque conviene aclarar que son, bien los recolectores de la cooperativa, bien los del comercio, los encargados de realizar las labores de cosecha y son sus trabajadores quienes seleccionan el fruto que luego irá al almacén para su ulterior confección. De hecho en muchos de los contratos de compraventa existe una cláusula que suele ser impuesta por el comprador que reza: “sólo se recolectarán los frutos aptos para la comercialización” y también esta otra: “sólo serán aptos los frutos con un tamaño mayor de……milímetros”.
Si a esto añadimos que los recolectores recolectan guiados por el principio de la cautela los frutos que presenten mejores condiciones, el resultado suele ser la desesperación del agricultor quien asiste impávido a como mucha de su cosecha se queda en el árbol, tenga o no las condiciones pactadas. Y es lógico para el comprador puesto que para el comercio es mejor que la cosecha que no presenta las condiciones adecuadas para su comercialización se quede en el huerto y no cause mayores gastos a todo el proceso.
Una vez hecha esta aclaración, resulta que existen comercios que a la hora de pagar descuentan cantidades de cosecha a sus proveedores en un porcentaje por encima del 9%, argumentando que esa parte no es comercial, al tiempo que basándose en otro artículo que reza: “ (…) de la cosecha serán descontados los kilos que no son aptos para la comercialización.” De este modo modifican sustancialmente el precio pactado. Y ahora me asalta la duda y les preguntaría: ¿Pero no han sido sus recolectores, esto es sus trabajadores, quienes han escogido la fruta que han querido, siguiendo las indicaciones de sus capataces, los mismos a quienes ustedes han advertido de las condiciones de los frutos a recolectar? Y cuando llegaron al almacén ¿nadie se percató de las condiciones de aquella fruta? Los agricultores a quienes ustedes la adquirieron meses antes, nadie les notificó esas incidencias en aquellos días; ¿Deben enterarse meses después, una vez no queda ni rastro de sus naranjas? ¿Por qué se lo descuentan a sus proveedores y no a sus recolectores como hacen algunos comercios y cooperativas? Al fin y al cabo han sido ellos quienes han recolectado lo que no debían.
Miren ustedes: por el momento, juegan con la pobreza y la desdicha de la gente y nadie le meterá un pleito por abuso en este tipo de contratos, pero sí lo hacen con su propia imagen y credibilidad, porque FEPAC-ASAJA les añadirá a su lista negra, aquella que advertirá en sucesivas campañas a los agricultores que dichos comercios tienen por costumbre renegociar el precio descontando porcentajes de fruta no comercializable que no se cree nadie.
