Enrique Domínguez. Economista.
Si nos ceñimos a lo estrictamente comercial, uno no acaba de comprender algunos titulares de medios escritos que ponen en vilo a la mayor parte de las empresas exportadoras de la provincia.
Si acudimos a las estadísticas oficiales, vemos enseguida que Qatar es muy poco relevante para la provincia de Castellón, tanto en exportaciones como en importaciones. El crudo de petróleo que se importa desde la provincia no procede de ese país y el tanto por ciento que representan los metros cuadrados de cerámica exportados a esa zona es mínimo.
Entonces, ¿a qué viene tanta preocupación? Un país con una importante línea aérea que todos tenemos en mente, mucho más los seguidores del equipo que acaba de ganar la copa del rey. Un país, sin embargo, del que apenas importamos productos, sobresaliendo las prendas de vestir y al que vendemos, sobre todo, azulejos. Un país, en síntesis, que suponía en 2016 el 0,27% de las exportaciones castellonenses y el 0,13% de las españolas y el 0,06% y el 0,19%, respectivamente, de las importaciones de esas dos áreas.
Si seguimos centrados en lo estrictamente económico, Qatar podría ser otro de los países musulmanes que ocasione problemas a las exportaciones castellonenses, aunque por razones muy diferentes. Marruecos y Argelia plantean barreras a los envíos de cerámica, bien por acusaciones de posible dumping, bien para proteger su industria azulejera. En cambio, Qatar no crea dificultades para la cerámica sino que problemas extracomerciales que han originado la ruptura de relaciones diplomáticas de algunos países con Qatar, plantean posibles dificultades para todos los sectores económicos.
Se acusa a Qatar de apoyar el terrorismo; el principal país que ha roto esas relaciones diplomáticas es Arabia Saudí al que, desde hace mucho tiempo, se señala como suministrador de fondos al integrismo musulmán en el mundo. Estados Unidos quiere con la boca pequeña (Trump, no) que se resuelva esa crisis; mantiene en Qatar una de sus bases militares más importantes. Si a eso unimos los ataques ocurridos en Irán y el creciente enfrentamiento entre la actual presidencia de Estados Unidos e Irán, el caso de Qatar puede ser la pieza del ajedrez estratégico que le faltaba a USA.
Esta estrategia política, de la que tengo poca información, puede influir gravemente en las relaciones comerciales actuales y de un próximo futuro.
Desde este punto de vista puedo entender esos titulares de algunos medios escritos que ponían en guardia a una parte relevante de las firmas exportadoras castellonenses.
Pero, insisto, meter en el mismo saco los problemas del sector cerámico con Marruecos o con Argelia y los que se puedan derivar de la ruptura de relaciones diplomáticas de varios países con Qatar o los posibles efectos de los tiroteos de Londres o Irán, no es lo mismo.
Y no olvidemos, aunque parezca que no viene a cuento, que se está exportando mucha cerámica a precios muy ajustados y que la tecnología inkjet se vende a la mayor parte de competidores, incluidos los argelinos, de la producción cerámica de España.
Es cierto que el entorno internacional es cada vez más delicado, que Europa pierde peso; sin embargo, es fundamental no perder la cabeza y saber consensuar. El enfrentamiento de culturas, como algunos cada vez pretenden más claramente, en lugar de su alianza fomentando lo que nos une e intentando limar lo que nos separa, no es la mejor solución.
Y me temo que en el tablero mundial, Qatar puede ser una pieza importante dentro de un juego macabro en el que Israel e Irán son partes del mismo y que alguien quiere claramente enfrentar.
Quería reflexionar en términos socioeconómicos y, en este sentido, la relevancia de Qatar es mínima para la economía castellonense, pero me temo que el problema no es sólo económico. ¿Qué opinan ustedes?
