José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.
En el último artículo publicado hacía referencia a lo complicado que resulta no hablar de USA con un presidente nuevo, peculiar en donde los haya por su forma de proceder y de lo poco sano que resulta que el cuarto poder en un estado democrático, la prensa, manifieste en boca de sus principales cabeceras editoriales que se sienten intimidados.
Reafirmando todo lo anterior, constato perplejo como en el lado contrario de la balanza hay medios de comunicación que son complacientes con el poder que llega o está; unos por ideología, otros por ignorancia, y los más porque hay que pagar las nóminas cada mes y la publicidad institucional va muy bien, todo muy legal, pero que da pábulo a ciertas voces que alertan de la falta de independencia de los medios de comunicación.
Sin ir más lejos, días pasados, un periódico de ámbito provincial en su edición dominical entrevistaba, ‘amablemente’ al conseller de Educación, el Honorable Vicent Marzá. No hubieron preguntas complicadas ni se profundizó en temas sensibles, más bien se pasó de puntillas sobre ellos; sencillamente ha venido un conseller de Castellón al periódico y vamos a hacerle la ola.
La primavera del año 2016 se caracterizó por las manifestaciones de las familias con hijos en colegios concertados ante la sentencia de muerte que había recibido del actual equipo de gobierno de la Conselleria de Educación, de hecho, se suprimieron aulas, pocas a su gusto, pero el camino ya se ha iniciado, lo que implica la ejecución real de su hoja de ruta.
Ante la pregunta que hace referencia a la posición crítica de titulares y familias de la concertada por la política discriminatoria de la Conselleria, el Honorable Conseller se limita a responder que su objetivo es garantizar que haya colegios públicos, y que allí donde no llegue lo público, tirará de la concertada, y al que no le parezca bien que se vaya a un privado y se lo pague.
Por muy amable que sea la entrevista, una afirmación de este calado, que va en contra de la Constitución, con sentencias del Tribunal Supremo que dicen que no se pueden cerrar aulas de la escuela concertada por el hecho de haber vacantes en la pública, solo puede hacerlo cuando no haya demanda de plazas por las familias, pues así se desprende de nuestra Carta Magna, todos calladitos y ni un comentario más.
La línea editorial está muy bien, la facturación a fin de mes también, pero la profesionalidad y el respeto a los lectores es la base de un buen periódico.
Si añadimos a esto que en el proceso de escolarización de este año, vía un decreto de plurilingüismo, del que ya se han enviado instrucciones a los colegios, se va a castigar a quien imparta menos asignaturas en Valenciano con menos en inglés, y de eso no se pregunta o lo que es peor nos conformamos con la manida respuesta: "Es para equilibrar el desfase entre el uso de ambas lenguas". Pobre periódico, pobre entrevista, ideología radical aceptada y lo que es peor, mal que les pese, flaco favor informativo a la sociedad de Castellón, de la que llevan años sintiéndose portavoz.
