José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.
El comportamiento de los hombres y las acciones que se derivan de su personalidad, es decir de lo cree, de lo que siente y por lo que está dispuesto a actuar genera percepciones en el entorno social en el que nos desenvolvemos habitualmente. La trascendencia de estas actuaciones depende de lo amplios que sean los círculos y las relaciones que mantenemos socialmente. Lo cierto es que en todos los casos estas actuaciones y por ende la percepción de quienes nos rodean o están relacionados tienen consecuencias.
El PP perdió las elecciones el pasado mayo, si las perdió, pues aún siendo la fuerza política más votada no consiguió los suficientes para gobernar y como ya he reseñado en alguna otra ocasión eso es perder. Perdieron por múltiples motivos, siempre justificados por el voto emitido por los ciudadanos, fruto de actuaciones políticas unas, delictivas otras que fueron percibidas por la ciudadanía como el chorreo que colmó el vaso. La consecuencia fue un basta por parte de un numeroso grupo de valencianos que les negaron, no sabemos si provisionalmente o de un modo definitivo su voto.
Los tres partidos, perdedores individualmente pero ganadores en conjunto, que sustentan el actual gobierno valenciano se enzarzaron en una lucha por el poder, que de un modo astuto gano Mónica Oltra, porque dar la impresión de ceder el derecho a la presidencia de la Generalitat en aras a una ‘gobernabilidad progresista’ a Ximo Puig tuvo consecuencias entre otras, la de acaparar las Consellerias con mayor carga ideológica y de las de mayor presupuesto, la antigua Servicios Sociales, ahora igualdad y muchas cosas más y la de Educación.
La otra consecuencia fue la de elevar al rango de ‘barón’ al ex alcalde de Morella y salir en televisión dando opiniones concienzudas sobre las líneas rojas, las mareas y con quién puede su partido pactar o no.
Estas dos consellerías de amplio calado social, y en particular la de Educación está siguiendo de un modo inexorable la hoja de ruta que su titular llevaba en mente desde hace años: conseguir cambiar el modelo educativo en la Comunitat Valenciana, ir en contra de la capacidad de elección en libertad de las familias, tanto para colegios públicos como privados concertados y olvidándose de la demanda social, eliminar, aplicando el carácter de subsidiario la oferta privada concertada.
Volveremos al corralito de la zonificación ,no para tener la clientela asegurada ,según dicen, ni para no tener que esforzarse en el proyecto del colegio tanto colectivamente como individualmente en tareas como reciclarse o actualizar los proyectos, sino para refundar el barrio y el entorno social, semejante majadería a simple vista no deja de ser un modo de plasmar teorías sociales enunciadas por Marx por nuestros actuales gobernantes: tenemos la posesión de la verdad, vamos a decidir por los padres, vamos a encajonar a sus hijos educativamente y lo que es peor, va a fraccionar la sociedad un poquito más, pues sólo los que tengan un nivel económico alto podrán pagar enseñanza que responda a un modelo diferente al de escuela única, pública, laica y en valencià.

































