José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.
Cuando salieron los primeros resultados del año 2012 sobre comprensión lectora y matemáticas publicados por este Organismo Internacional que nos lleva de cabeza desde principios del milenio, dijimos todos exactamente lo mismo que tres años atrás, y hace tres años lo mismo que hace seis, que si no es así, que no eran exactos, incluso alguna comunidad autónoma como la Valenciana no quiere que le evalúe, eso si los resultados no mejoran ni a la de una, ni a la de dos ni a la de tres.
Ahora se han publicado otros, que corresponden a las mismas pruebas pero al ser muchos de datos y variables las que se manejan, esta segunda oleada versa sobre la capacidad de nuestros jóvenes en resolver problemas. Han pasado más desapercibidos, han tenido menos eco, aunque me parecen mucho más graves, y hemos vuelto a optar por esa dinámica tan absurda y nefasta que es hacer como el avestruz, agachar la cabeza…
¿Son nuestros hijos adolescentes, quinceañeros, más incompetentes, incapaces o si quieren ustedes y con todo el respeto más burros que el resto de los encuestados? No, en absoluto, y si se descuidan son más listos, más inteligentes, pero eso si, peor formados educativamente.
Todos los jóvenes saben mayoritariamente programar un MP3, un aspirador o hacer funcionar cualquier aparato mecánico, el problema para un grupo importante de ellos, ese casi 30%, el que no acaba la enseñanza secundaria obligatoria, es que no entendieron bien las preguntas que les formularon, porque al acabar la enseñanza primaria su comprensión lectora, es decir saber qué han leído, asimilarlo y entenderlo era muy baja.
Lo cierto es que el porcentaje de los encuestados que están en el resto de segmentos, es decir los de buenos resultados y los de muy buenos resultados son similares al resto de la OCDE, lo que nos viene a decir que es nuestro sistema educativo el que no contempla en absoluto sacar lo mejor de cada uno de los alumnos, sino que continúa con un sistema de aprendizaje basado en la memorización, considerando poco o nada el trabajo en equipo real, y potenciando menos el debate, racionalización y por ende la lógica comprensión.
Resulta imprescindible sentar las bases del conocimiento de los alumnos desde la educación infantil y primer ciclo de educación primaria, es decir enseñar a leer, escribir, comprender y entenderlos principios básicos de matemáticas; con todo eso conseguido, es mucho más fácil.
Con toda seguridad si dejamos de mirarnos el ombligo, achacándolo todo a los recortes, que ya suena a cantinela pueril, bajaremos ese vergonzoso abandono escolar que es el que provoca año tras año estos penosos resultados.
No vean más señores de la oposición las reformas de la ley Wert como el derribo del último bastión de la impronta socialista; no pasa nada por reconocer que tuvo su tiempo y ya pasó, aunque el resultado ha sido nefasto, y a los datos, fríos pero objetivos me remito.