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domingo, 16 de febrero de 2025 | Última actualización: 13:49

Llueve sobre mojado

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Enrique Domínguez. Economista.

El sector cerámico no gana para sustos. No hace mucho fue la tasa sobre el gas; tras el temor por la pérdida de empleos y de cierres si se implantaba al cien por cien, el descenso aplicado al final al sector no ha dado lugar a esas previsiones, si bien ha aumentado el peso del coste energético en el escandallo final del producto. Este incremento de coste ya está en vigor.

Pero hay en el horizonte, al menos, tres hechos que pueden acentuar esos incrementos de costes: uno relativo a la incidencia sobre el precio y/o suministro de la arcilla blanca y sobre la venta del productos cerámicos por el conflicto Rusia-Ucrania; otro, sobre los costes de los derechos de emisión de CO2 si la asignación gratuita de 2014 no llega a tiempo; y un tercero, otra tasa, sobre la cogeneración.

Los tres podrían incrementar los costes de producción en un sector que está trabajando con precios muy ajustados en estos años de crisis, lo que, junto a su gran capacidad de adaptabilidad al entorno, le ha permitido seguir manteniendo clientes y mejorando lo exportado ayudado por la devaluación interna que ha supuesto el descenso de los salarios.

Sin embargo, la tasa sobre la cogeneración puede ser realmente dañina. Hasta este momento, el sector cerámico, junto a otros sectores relacionados con este tema, están intentando demostrar lo negativo de su aplicación y las consecuencias negativas para un sector que exporta gran parte de su producción y que tiene una gran capacidad de adaptación a las circunstancias cambiantes.

Pero, en este país eso del consenso parece que no se lleva y la asociación sectorial no ha conseguido hasta la fecha contrastar sus datos con los de la Administración para ver si las previsiones ministeriales son ciertas o están muy infravaloradas. Un principio de todo político que  se precie debería ser el de escuchar a sus ciudadanos y sus empresas, pero eso hasta este momento parece ser que no es lo que rige en el Ministerio de Industria. Y es curioso, no escucha ni a sus propios votantes; por ahora.

Los medios escritos y las empresas nos dicen que la incidencia real de la pretendida tasa sobre la cogeneración, de aplicarse tal como está diseñada, será grave; se habla de tres mil empleos, directos e indirectos, que se perderán (el sector tiene actualmente unos 14.300 trabajadores en España –26.600 antes de la crisis-) y que ello supondría un coste para el sector alrededor de los cien millones de euros en indemnizaciones por despidos, mientras el Ministerio con su norma espera reducir las subvenciones en unos 53 millones.

Si de las próximas conversaciones del Ministerio con los representantes del sector cerámico se  consigue una reducción de la tasa prevista, ojalá fuera una anulación pero lo veo muy difícil dada la necesidad de ingresos que tiene el gobierno, se conseguiría reducir los efectos previstos. Si el Ministerio sigue erre que erre, mal lo tendremos.

Pero, llueve sobre mojado. El sector, como he manifestado en ocasiones anteriores, sigue trabajando con precios muy ajustados. Hay un creciente número de firmas con problemas porque sus productos tienen unos márgenes muy reducidos y cualquier hecho que afecta a los costes provoca pérdidas.

Y ello se debe a que pocas firmas están apostando por diferenciarse, por dirigirse a los segmentos medios y altos, por invertir en investigación, por conocer a fondo el mercado y los gustos de sus potenciales clientes, por fabricar lo que realmente tiene venta. Y esto, hay que decirlo, no lo pueden hacer todas las empresas.

De cara al futuro, aquellas firmas que sean capaces de redirigir sus objetivos hacia los del párrafo anterior tendrán más posibilidades de mantenerse en un mercado cada vez más globalizado.

Hay que pelear para que esa tasa a la cogeneración no se aplique o se reduzca al máximo, pero también las empresas que quieran subsistir tendrán que redefinir sus objetivos. ¿Qué opinan ustedes?