Enrique Domínguez. Economista.
Una de las alternativas para salir de una crisis económica, ante la falta de demanda y ante la ausencia de inversión privada en niveles deseables, es la inversión pública en obras de infraestructura que ayuden a mantener el empleo o, al menos, a reducir las cifras de paro que la crisis produce.
Esto se ha tachado de contraproducente en los pasados años de la presente crisis y se ha optado por los recortes en todos los capítulos del presupuesto y, principalmente, en lo relativo a obras públicas. Ahora, cuando ya no tenemos recesión, cuando el PIB crece poco a poco, cuando los diferentes organismos internacionales indican que vamos a crecer moderadamente en los próximos trimestres, cuando el paro baja pero muy lentamente, el gobierno central se plantea una reforma fiscal descafeinada y un conjunto de medidas reunidas en un decreto-ley para ayudar a ese crecimiento que el ciudadano no ve todavía.
En este ambiente, los empresarios valencianos, a través de sus asociaciones empresariales y camerales, las autoridades portuarias, en fin, el núcleo económico empresarial de la Comunidad Valenciana, reivindica una serie de actuaciones, sobre todo en obra pública, para salir de la crisis con buen pie y para afrontar adecuadamente el futuro próximo.
En el caso de la provincia de Castellón, no se reivindica nada nuevo. Estamos cansados de pedir el AVE, la A-68, el corredor del Mediterráneo, los accesos al puerto…
Y parece que todos quieren hacer piña con el presidente Fabra para que exija a su jefe en Madrid esas actuaciones. Se va a tener, seguramente, una reunión con el ministro de Hacienda. Pero, ¿habrá alguna sorpresa positiva? ¿Somos tan ingenuos para pensar que con esa acción se va a conseguir algo que no sea quedar bien con los ciudadanos en el sentido de haberlo intentado, de haber exigido a Madrid que invierta aquí?
Se les dirá que todos hemos de arrimar el hombro, que no podemos ahora llevar a cabo esas fuertes inversiones porque hay que reducir el déficit, que la herencia recibida nos ha fastidiado mucho a la hora de salir antes de la crisis, que se tienen en cuenta esas peticiones para hacerlas cuando se pueda. En una palabra, les lavarán la cara.
¿Y qué harán los empresarios? ¿Serán capaces de seguir reivindicando con la boca grande esas infraestructuras? ¿Serán capaces de seguir exigiendo, aunque les digan que somos una comunidad quebrada que ha hecho barbaridades en los últimos años? ¿Serán capaces de reconocer que esas barbaridades las ha hecho el propio partido que está ahora en el poder en Madrid? ¿Serán capaces de exigir responsabilidades a los causantes de la situación actual en la Comunidad? Hace muchos años, demasiados, que en esta Comunidad gobierna el mismo partido. El problema aquí también es por la herencia recibida, pero, curiosamente, de miembros del mismo partido.
Y nadie se ha rasgado las vestiduras públicamente; algunos, en la intimidad, lo reconocen; pero seguimos igual.
Cuando, con buenas palabras de cara a los medios, pero con el aviso de ser intervenidos al estar la Comunidad en quiebra técnica en el cara a cara; ¿se seguirán exigiendo con el mismo ardor esas infraestructuras o se culpará a la oposición regional de la situación insinuando que su tendencia hacia la independencia es la causa de la respuesta desde Madrid?
Y por si faltaba algo, Bruselas tampoco se cree las cifras aportadas por la Comunidad Valenciana en los últimos años, lo que concuerda con parte de las causas por las que hemos llegado a este punto.
Veremos en los próximos días si, cuando vengan las duras, todos los que reivindican inversiones para Castellón y la Comunidad se mantienen en sus trece. Hay que reconocerles que Castellón, a pesar de representar más del 20% de las exportaciones regionales, tiene poco peso en la Comunidad. ¿Por qué? Creo que por falta de auténticos líderes que no se plegaran a las simples insinuaciones de sus jefes de no exigir determinadas cosas.
Y así estamos a diez meses de unas elecciones municipales y autonómicas y a casi año y medio de las generales. Veremos si en esos eventos se siguen reivindicando esas infraestructuras para las que ahora, mucho me temo, se nos dirá que no es el momento, que se hará lo que se pueda, que ya se ha hecho algo, que ya tenemos AVE (léase tercer carril), que ya está el corredor del Mediterráneo en marcha (otro tercer carril), que ya hay acceso al puerto de Castellón (una única vía), que de la A-68 ya se hablará (faltan unos pocos kilómetros hasta Monroyo y el puerto de Querol, aunque la carretera que va hacia Tarragona hace años que está hecha), que…