Enrique Domínguez. Economista.
La Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre de 2016 podría ser definida como la que confirma que la crisis ha quedado atrás y la que ratifica que la economía española y, en el caso de Castellón la economía castellonense, se está recuperando de manera sólida y sin retrocesos. ¿Es realmente así?
Antes de señalar las principales cifras que pueden dar pie a la anterior afirmación, es necesario indicar que la EPA es una encuesta diseñada a nivel nacional y que, conforme descendemos en la estructura territorial, sus resultados pueden perder fiabilidad estadística.
La tasa de paro en la provincia de Castellón en el cuarto trimestre de 2016 baja más de dos puntos y medio respecto a la del tercer trimestre, situándose en el 17,11%; este porcentaje es algo más de dos puntos inferior al de la Comunidad Valenciana (19,15%) y punto y medio por debajo del de España (18,63%). Hay, sin embargo, 26 provincias con una tasa de paro inferior a la de Castellón.
Si nos fijamos en el número de parados, éste se reduce en 7.300 personas respecto al cuarto trimestre de 2015; sin embargo, en el cuarto trimestre de 2015 respecto a igual periodo de 2014 el descenso fue de 17.100 personas.
La tasa de paro del 17,11% para Castellón es muy parecida a la del primer trimestre de 2009 (17,54%), momento en el que se inicia el fuerte ascenso del paro provocado por la crisis inmobiliaria y financiera.
El número total de parados, según la EPA, se sitúa en Castellón al final del cuarto trimestre de 2016 en 46.200 personas, bastante parecido al que registra el Servicio Público de Empleo Estatal en diciembre (43.361 personas). Esa cifra supone un descenso del 12% respecto al trimestre precedente mientras que en la Comunidad Valenciana el retroceso es del 4,7% y en España del 1,9%. Pero si la comparación la hacemos respecto al cuarto trimestre de 2015, el descenso en Castellón (-13,6%) es solamente algo superior al registrado en la CV (-10,2%) y en España (-11,3%).
Pero con estas cifras tan positivas a primera vista, no termina de cuadrar que los parados en un año desciendan en 7.300 personas, que los ocupados aumenten en 3.300 pero que las personas activas bajen en cuatro mil. ¿Qué ocurre? Desde mi punto de vista, lo que pasa es que los 7.300 parados menos no significa que todos tengan empleo, sino que una parte de ellos ha desistido de encontrarlo y, por tanto, ya no están en las listas de parados.
Pero, aparte de estas disquisiciones estadísticas, lo preocupante, a pesar de que las cifras de la EPA sean positivas, es que todavía hay 46.200 personas paradas, que son más mujeres que hombres (más en Castellón que en la CV y en España) y que, en líneas generales, su nivel de formación no se ajusta a lo que pide el mercado de trabajo y, lo que es más flagrante, que la formación que se ofrece no tiene la suficiente agilidad para adaptarse rápidamente a las necesidades de ese mercado.
La economía castellonense es muy cíclica en cuanto a la evolución del mercado de trabajo, sobre todo en el sector agrario y en el turístico; el industrial es más estable y es el que crea, en principio, más empleo fijo aunque necesita de una gran inversión en investigación e innovación para que se puedan seguir creando nuevos empleos, que requerirán una formación que debe entroncarse adecuadamente en la estructura educativa y satisfacer con prontitud cualquier demanda de formación que se plantee.
Ese es el reto de futuro y, por eso, puede ser un gran error pensar sin más que esta buena EPA indica que estamos en el camino correcto. ¿Qué piensan ustedes?