Enrique Domínguez. Economista.
Los empresarios castellonenses, a través de sus organizaciones empresariales y camerales, los políticos provinciales y los locales reivindican ante Madrid, ante su jefe, casi todos ellos, un amplio abanico de infraestructuras que consideran imprescindibles para el desarrollo de la economía provincial y regional.
La reivindicación de esas infraestructuras no es nueva; hace bastantes años que se viene exigiendo, con mayor o menor ardor, el AVE, el corredor del Mediterráneo, la autovía A-68 (la actual N-232 de Vinaròs a Santander), los accesos al puerto por el Sur, la estación intermodal; en fin, el aeropuerto (éste parece que ya, por fin, iniciará su andadura pronto).
Pero, es curioso cómo, con el paso del tiempo, las mismas organizaciones empresariales (casi todas), los mismos políticos provinciales o municipales (casi todos) y los medios escritos y hablados (casi todos) siguen denominando AVE o corredor del Mediterráneo a cosas distintas.
Me explicaré: desde los primeros momentos se ha exigido un AVE entre la Comunidad Valenciana y, por tanto, Castellón, y Madrid similar al que funcionaba en otras partes de España; así se ha exigido al anterior gobierno central socialista y así se ha puesto en marcha entre Madrid y Valencia y Alicante. Sin embargo, con Castellón no pasa lo mismo; se sigue demandando al actual gobierno el AVE y se congratulan los políticos de que lo pondrá en funcionamiento en 2015; pero lo que estará en marcha será un tercer carril entre Castellón y Valencia al que se sigue llamando Ave incluso en los medios (¿será por economía de espacio?).
Y algo parecido ocurre con el corredor del Mediterráneo; se han hecho estudios por expertos que apuntan una alta tasa de retorno de las inversiones en el mismo así como su relevancia primordial para el futuro de la economía regional y la creciente interrelación del tráfico marítimo y terrestre. Para ello se consideran imprescindibles unos viales específicos para mercancías y para viajeros en ancho internacional. Ahora, se continúa exigiendo ese corredor pero lo que se ofrece es un tercer carril con ancho internacional al que se sigue llamando corredor del Mediterráneo.
Con los accesos al puerto, tras bastantes años guardada su petición en el baúl de los recuerdos, se consensua un acceso que reduce a la mitad lo necesario y con la ubicación de la estación intermodal que no satisface a todos los municipios implicados.
La A-68, con el argumento de la fuerte inversión que ello supone, sigue paralizada a falta del puerto de Querol y de unos pocos kilómetros entre el límite de la provincia y Monroyo en Teruel. Mientras tanto la carretera de acceso a la costa por Tarragona, la N-420, hace algunos años que ya está concluida y en funcionamiento.
¿Reivindicamos todo lo que hace falta, erre que erre, independientemente de quien gobierne? Me temo que no.
Pero esas infraestructuras que se reclaman ¿son imprescindibles para nuestro desarrollo? Mi opinión es que son necesarias pero no suficientes.
¿De qué van a servir si no tenemos empresas que las utilicen? ¿De qué van a servir si nuestras empresas no se especializan en productos con valor añadido y sí en productos a buen precio?
Y aquí ocurre que algo básico para ese desarrollo científico y tecnológico apenas se reivindica. Aquí, el propio gobierno autonómico ha desmantelado en gran parte un instituto que funcionaba bien y que es imprescindible para el sector cerámico, el ITC. Aquí casi se ha desmantelado el Centro de Investigación Príncipe Felipe mientras el IVIA apenas ejerce como tal. Y esto apenas se reivindica.
¿Qué futuro tenemos si no reivindicamos esas infraestructuras empresariales que implican más calidad, diseño, innovación o investigación?
Nos queda lo fundamental por reivindicar. ¿Qué opinan ustedes?