Enrique Domínguez. Economista.
Que Grecia no es España está fuera de toda duda. Grecia representa apenas el 2% del PIB de la zona euro y España casi el 11%; hay once millones de griegos y más de 46,5 millones de españoles.
Pero, a pesar de lo anterior, lo que ocurre en Grecia sí afecta a España. Y eso lo hemos visto en los momentos más álgidos de la crisis. Grecia se constipaba y nosotros estornudábamos. Y la mejor muestra ha sido la evolución de la querida prima de riesgo: subía una y ascendía la otra con fuerza muy parecida.
Grecia fue rescatada junto a Irlanda y Portugal, y con España no se atrevieron dado su volumen. No se aceptó el rescate como país pero sí se tuvo que admitir la intervención bancaria. Y, si bien no se exigieron medidas drásticas en cuanto a despidos, reducción de salarios y pensiones y aumentos de impuestos como en Grecia, sí se nos marcó muy claramente el itinerario a seguir en cuanto a acciones a través del Memorándum de Entendimiento (MOU). Y esta intervención no terminará hasta que se devuelva todo lo prestado; no es el control estricto de la troika pero nos seguirán visitando periódicamente los hombres de negro.
Durante todo el proceso de la crisis, la exportación ha sido la única variable económica que ha mantenido el tipo. Pero, ese comportamiento positivo ¿se ha dado también en las ventas de productos castellonenses al mercado heleno? Claramente no. El rescate de Grecia ha supuesto un fuerte retroceso de nuestras exportaciones a ese mercado.
Como muestra, un botón. El mercado griego era en 2007 el octavo cliente de las empresas castellonenses e incluso en 2008 pasó a ser el quinto; en cambio, en 2010 baja al 19º, al 33º en 2012 y al 39º en 2013. Como porcentaje del total exportado desde Castellón, Grecia, que suponía el 3,9% en 2007 y el 4,9% en 2008, baja al 1,2% en 2010, al 0,67% en 2012 y al 0,5% en 2013.
En todo ese periodo se han exportado productos castellonenses de prácticamente todos los sectores económicos, destacando en el inicio de la crisis los derivados del petróleo y los productos cerámicos, estos últimos desde 2009. Sin embargo, su relevancia ha descendido drásticamente durante la crisis: si en 2008 Grecia era el cuarto cliente de la cerámica provincial con el 4,8% del total exportado, en 2010 es el 10º con el 2,6%, en 2012 el 24º con el 0,95% y en 2013 el 26º con el 0,74%.
En 2014 se aprecia una recuperación de las ventas al mercado griego en su conjunto y en la mayor parte de sectores que exportan a ese país: productos cerámicos, maquinaria, productos pesqueros, materiales de construcción, productos ganaderos o textil y confección.
Esa recuperación queda en entredicho a partir de las recientes elecciones griegas y dependerá de cómo evolucione el difícil encaje de las posturas de Bruselas y de Atenas.
Pero, en el peor de los escenarios, si Grecia abandonara el euro, ¿nos afectaría a nosotros? Todos los expertos lo tienen claro: los países rescatados, Irlanda y Portugal y los intervenidos financieramente, España, estaríamos en el punto de mira de los inversores que, incluso en este momento, están conteniendo sus inversiones a la espera de lo que ocurra. Y lo peor de todo de este hecho sería el inicio de la debacle europea como idea de conjunto, como unidad de acción.
Por tanto, hay que meditar y meditar antes de adoptar decisiones drásticas porque todos saldremos perjudicados. ¡Cuidado los que creen que han hecho los deberes porque pueden llevarse una sorpresa! Hay que permitir que los griegos puedan pagar todas sus deudas. ¿Qué opinan ustedes?