Enrique Domínguez. Economista.
En un país como España, en una comunidad autónoma como la valenciana o en una provincia como la de Castellón, el interés por pertenecer, por formar parte, por afiliarse a un partido político o a una asociación de cualquier tipo, no es lo predominante.
En cambio, conseguir incrementar el número de personas que forman parte o que están afiliadas a la Seguridad Social es un reto y un objetivo en una economía que trata de reducir sus cifras de paro y que intenta mantener y mejorar los estándares de bienestar.
La crisis, de la que aún no hemos salido y que se inició con el estallido de la burbuja inmobiliaria allá por 2008, ha tenido como una de sus consecuencias más destacadas el fuerte incremento del paro y, al mismo tiempo, la reducción de las personas con trabajo y, por tanto, afiliadas a la Seguridad Social. En el caso de la provincia de Castellón, entre julio de 2007 y el pasado mes de julio, para que la comparación estadística sea la correcta, el número total de afiliados ha descendido en un 18,7% mientras en la Comunidad Valenciana lo ha hecho en un 13,3% y en España en un 7,8%. Y desagregando un poco más, en la provincia de Alicante ha bajado un 9,2%, en la de Valencia un 14,7% y en las provincias limítrofes de Tarragona y de Teruel, un 10,7% y un 11,0%, respectivamente. Solamente las provincias autónomas de Ceuta y de Melilla y las Baleares han visto incrementar sus afiliados entre ambas fechas.
Estas pocas cifras me inclinan a pensar que el modelo económico de la provincia no es ajeno al proceso de mayor o menor afiliación y a la recuperación de los niveles previos a la crisis.
La crisis ha supuesto un descenso en la afiliación en sus dos regímenes predominantes en el anterior intervalo de estudio: el General (un 21%) y el de Autónomos (un 7,9%); también baja el Régimen Especial Agrario (un 39,6%) y el del Mar (un 2,2%) mientras asciende el del Hogar (un 31,0%).
La crisis también ha afectado al peso de los trabajadores extranjeros: en Castellón representaban el 14,8% del total de afiliados a la Seguridad Social en julio de 2007 (el 10,4% en España) y en julio de 2016 el 12,8% (el 9,8% en España). En valores absolutos descienden un 29,6% en Castellón frente al 13,7% en España. Ese mayor peso de los trabajadores extranjeros en la provincia también se aprecia en su grado de participación en las cifras de paro registrado, el 26,1% en la provincia por el 11,5% en el conjunto español.
Pero descendamos al nivel sectorial; mientras en julio de 2007 el primer grupo de afiliados era el de la industria manufacturera (el 23,1%) figurando luego el de comercio y reparación de vehículos (el 18,2%) y el de la construcción (el 16,0%), en julio de 2016 baja el peso del primero (al 19,9%), sube el del segundo (al 19,4%) y se sitúa como tercer sector en número de afiliados el de hostelería con el 11,8%.
La crisis ha constatado una pérdida de peso de la actividad industrial y un avance de las actividades relacionadas con el sector terciario, comercio y, sobre todo, hostelería.
Y si descendemos al nivel municipal, comprobamos que entre julio de 2007 y julio de 2016 se contrae el número de afiliados en los municipios más industriales: La Vall d’Uixó (-54,0%), Vila-real (-26,2%), l’Alcora (-26,1%), Benicarló (-25,5%), Borriana (-25,1%), Onda (-23,2%), Vinaròs (-22,4%), Castelló de la Plana (-19,8%) y Almassora (-10,1%). En cambio, aumenta en aquellos en los que predomina la actividad turística: Oropesa (+38,9%), Peñíscola (+15,6%) y Benicàssim (+10,0%).
Pero todos sabemos de la marcada estacionalidad de la actividad turística provincial. Todos los sectores implicados en la misma, públicos y privados ¿serán capaces de reducir esa estacionalidad, de manera que la actividad turística sepa aprovechar cada vez más la climatología de cada mes?
