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viernes, 22 de noviembre de 2024 | Última actualización: 22:28

Agridulces Navidades

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Federico Arnau. Comerciante jubilado. 

Comenzamos una semana, poco productiva, para la industria, por las empresas que cierran por vacaciones  durante la semana de Navidad, o quienes hacen un puente largo uniendo la Navidad con el fin de año.

Sin embargo para las empresas de servicios comerciales, son los días con mayor movimiento, porque tanto en productos alimenticios, o de detalles y regalos, se incrementan las ventas y los ingresos, que dan un respiro a bastantes comercios, que siguen aguantando como pueden, aunque haya nuevas aperturas, quizás por nuevos emprendedores, que ante lo difícil de encontrar un empleo mas o menos estable, se lanzan a probar montando una franquicia en el mayor de los casos.

Las Navidades, se han vivido de diferentes maneras aunque parecidas, según las épocas.

Personalmente para mi las Navidades de la década de los 50, a pesar de la poca liquidez que tenían las familias y que la mayoría cobraba la paga al medio día de nochebuena, se aprovechaba esa tarde para comprar en las pequeñas tiendas, supermercados aun no había; o acercarse al Mercado Central, donde en el exterior se agolpaban las gavias, con pollos sobre todo y pavos vivos, porque un pollo majo con una cresta estupenda era un manjar en Navidad, y era caro, ya que se consumía más conejo porque era mas barato.

Si dabas una vuelta mientras las mujeres hacían la cena, que mas tarde con la familia que se solía reunir, a veces en la misma cocina si esta disponía de cocina automática por el calor que despedía, mas calido que el brasero, solías llegar a casa con una zambomba o una pandereta y el típico matasuegras, que te compraban en el mercadillo, de productos navideños, ya que hasta Reyes no venían los regalos. Papa Noel era extranjero.

La Navidad era una fiesta ya días antes con el trajín de hacer la confitura de moniato, dejarla reposar unos días para confeccionar los pastisets, que  llevaban al horno para cocerlos y junto con los turrones y la sidra, poder acompañar el café al final de las comidas.

También en esa época había gente indigente, que no podía hacer pastisets, y gente pudiente que podía cenar pavo y mariscos con champán o cava. Era la agria para los indigentes y dulce para los pudientes. La gente trabajadora, que no llegaba ni tan siquiera a lo que hoy llamamos clase media, esos días, generalmente sin excesos, se vivían felices, y era un lujo tomar sidra, la paella del pollo con pelotas y salvo desgracias, por falta de algún familiar o enfermedades, para esta clase  eran mas dulces que agrias.

Pero los tiempos cambian poco a poco, y se  van introduciendo costumbres importadas del exterior. A los españoles todo lo que huele a fiesta nos gusta aceptarlo, esto no significa que seamos menos trabajadores que los demás, que así nos consideran, o consideraban hasta no hace tanto en el extranjero, por eso España es diferent.

Con el crecimiento económico, que la clase trabajadora empieza a poder ahorrar un poco mas, surgen los supermercados pequeños  en  la década de los 60, sobre todo de la cadena catalana Spar, y comienza la etapa del ‘600’, la emigración a Alemania, Francia, sobre todo para poder ganar algo mas y al cambio poder vivir un poco mejor. Agrias para aquellos que no regresaban en estas fechas a pasarlas en familia y solo tenían un espectáculo de variedades que el Gobierno Franquista mandaba a algunas ciudades para alegrar un poco esas fechas con aire español. Y dulces para aquellos que si podían tener unos días de vacaciones y pasarlas en familia, al mismo tiempo que, con algo de lo ahorrado, se traían regalos que aquí ni siquiera se conocían.

Sin darnos cuenta hemos evolucionado, con estas fechas, en un estado consumista, quizás a  veces exagerado. Digo esto, porque ya no hacemos pastisets, los compramos en la panadería; y la mayoría de veces ni les hacemos caso cuando están encima de la mesa junto a los demás productos de la época. Y los regalos, ahora los tenemos en Navidad con Papa Noel, por la excusa de que los niños no tienen tiempo de jugar en Reyes, porque al día siguiente ya van a escuela. A mi, personalmente, me molesta, porque toda la vida siempre hemos jugado con los juguetes de Reyes. Es verdad que antes eran juguetes con los que se podía jugar, ahora no; todo es, la mayoría tecnología, o juguetes con pilas que son aburridos totalmente. Sin embargo es un momento muy feliz cuando observas las caras de los niños viendo la Cabalgata  de Reyes, y cuando pasan sus majestades frente a sus ojos, lo dulce del momento para esos niños que ahora tienen regalos en Navidad y Reyes.

Estas Navidades, aunque los indicadores económicos nos  dicen que la economía  va mejor y de hecho eso parece, porque la prima de riesgo esta bastante baja y las terrazas de las  cafeterías están muy animadas, aunque sea un café  y los fines de semana sea de bocadillo o simplemente una caña y dos tapas, la gente no se queda en casa.

Pero la realidad es que también están las familias que aun no han notado este respiro, porque siguen en el paro o se les ha terminado, y como mal menor cobran la ayuda; y aquellos a los que ya no les queda ninguna ayuda salvo la de los familiares más próximos.

Para este colectivo, en el que algunos tienen algún ingreso pero que ni les llega para pagar la hipoteca y poder salvar su hogar; y aquellos, que no han podido y el banco se ha quedado con su casa, ha pasado a ser como la gente que en la posguerra tenia una cartilla de racionamiento para poder tener algo que comer. Después de tantos años esto esta pasando, y gracias a Cáritas y los bancos de alimentos estos colectivos que no son indigentes si no de clase media, puedan tener algo que llevarse al estomago.

Por lo tanto, muy agrias para todas las personas que están en esta situación y que cuando pasan por un escaparate o un puesto de mercadillo, ni siquiera pueden adquirir nada aunque les haga ilusión por no poder adquirir un miserable detalle.

Agridulce para aquellos que sin estar muy boyantes, pueden tomarse una cerveza y poder comprar algún detalle aunque  no sea lo que desearían.

Y muy dulce para todos aquellos a los que el día 22 les haya tocado  la lotería; los que tienen un trabajo fijo sin peligro de perderlo; los políticos, por sus elevados sueldos, y todos aquellos que se han llevado el dinero fuera de España y que si no lo disfrutan en estos momentos vivirán como emperadores en un futuro.

Y para consolarnos digamos lo de siempre, salud que no nos falte porque todo tiene  solución menos la muerte. Felices y dulces Navidades para todos.