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domingo, 24 de noviembre de 2024 | Última actualización: 23:18

25 años del cierre del Centro Comercial Lemon

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Federico Arnau. Comerciante jubilado.

El 28 de septiembre de 1974 abría sus puertas en Castellón el primer centro comercial de la ciudad, con un espacio para las ventas de cerca de 2.500 metros cuadrados repartidos en siete plantas y sobre 130 empleados.

Don Leopoldo Monfort Belenguer, proveniente de una familia de comerciantes creó un almacén  al por mayor, Monbel, y donde tenía un comercio en la calle Caballeros donde se comercializaban artículos varios, donde años después, aunque ya existiese Simago como un establecimiento de tamaño grande, el Centro Comercial Lemon se alzaba como el progreso comercial de la ciudad y con el temor de los pequeños comercios que vetaron a ciertas marcas para que no vendiesen sus productos al nuevo comercio.

Todas las compras se realizaban a fabricantes españoles, y fabricados en España, no se hacía fabricar productos exclusivos como hacen las grandes cadenas ahora y con márgenes comerciales elevados y encima a veces con una mala confección.

Lemon, situado en la calle Vera en su inicio, estaba distribuido, en su sótano, la sección de juguetería y en verano camping playa.

Planta baja. Bisutería, perfumería, cosmética, medias, papelería, complementos y droguería.

Primera planta. Menaje, regalos, electrodomésticos, listas de boda y viaje.

Segunda planta. Confección niño, caballero y zapatería.

Tercera planta. Confección señora, lencería y bebes y puericultura.

Cuarta planta. Oportunidades y textil hogar.

Quinta planta. Cafetería, boutique y oficinas.

El material, como las estanterías para un establecimiento de esas características, en esa época fueron importadas desde Bélgica, fue la primera tienda en Castellón que creo las  tarjetas de compra personal, en las que se podía comprar, devolver, y pagar a los 30 días.

Quizás las envidias fueron las que un sábado final de noviembre, creo recordar, o primero de Diciembre sobre las 7 de la tarde se recibió una llamada anónima, en la que se amenazaba con la colocación de una bomba. A través de la megafonía se comunicaba que se debía de abandonar sin prisas  el centro debido a una avería eléctrica de emergencia, y que en media hora se quedaría a oscuras. No hubo ningún problema en abandonar el centro, y las dependientas salieron a la calle con sus uniformes, hasta pasadas dos horas y después del registro minucioso por la policía se pudo acceder a recoger las pertenencias de cada uno.

Fue el susto más grande a las pocas semanas de su inauguración, y que repercutió en la salud del empresario.

Una mediana empresa con tantos trabajadores siempre hay algún rife rafe, pero se convirtió en una familia en la que la mayoría sentía esa empresa como algo suyo y se demostró en los momentos duros como la malograda venta a Celso García, que solo se quería especular con la empresa para convertirla en un edificio de Bancos y oficinas.

El intento de que una empresa salvadora como Ges Tíber pudiese dar luz fue un error, puesto que estas empresas no salvan, hunden y luego negocian para su propio negocio e interés, de hecho el gerente desplazado tenía la intención de convertir el centro en una galería comercial con pequeños espacios por planta. Como no se realizó dicha operación salió con su figurita de cerámica del prestigioso Lladró y a otro sitio.

18 años más tarde de su inauguración, quizás por algunas inversiones precipitadas, al querer abrir en Vila Real, la destitución de un gran gerente y amigo, Pepe Renau, la crisis económica y temas personales y familiares, se optó por la venta a Inditex, en la que ahora se encuentra Zara.

Quien le hubiese dicho al jefe de ventas de esta empresa, el señor  Samaniego, que donde venía a vender la marca Samlor, primera marca de confección de Zara, Goa y Noite, sería una tienda del gran imperio de Amancio Ortega.

Los que quedamos de esa familia y seguimos como tal, estamos comunicados, y de vez en cuando nos reunimos, y aunque ya muchos de aquellos ya no estén junto a nosotros, esos 18 años con lo bueno y lo malo, fueron especiales porque formaron parte de nuestras vidas. Lástima que se rompiera la dirección del barco, y el 25 de Julio de 1992 ya no se abrió más al público. Cada uno tomo su rumbo.