Federico Arnau. Comerciante jubilado.
Jorge Mario Berglorio, Francisco I, nació en 1936 en Argentina, de padres inmigrantes italianos, fue técnico químico, incluso tuvo una novia antes de que a los 21 años decidiera ser sacerdote, ingresando como novicio de la compañita de Jesús.
Fue ordenado a los 33 años en 1969.
Cuando en el Cónclave fue elegido Papa por los cardenales de la Santa Madre Iglesia, y después de las primeras decisiones que como Papa puso en marcha, yo personalmente pensé que le podría pasar lo mismo que a Juan Pablo I, que tuviese algún infarto o cualquier otra enfermedad debido a la responsabilidad adquirida.
Esto, gracias a Dios, si existe ese Dios, porque a veces yo lo dudo, no ha pasado, y está en este mundo para dirigir la iglesia, aunque tenga detractores entre los cardenales, que no asumen las decisiones que toma su Santidad.
Como cristiano, apostólico y romano que soy (pero no demasiado practicante), porque cuando naces sigues los cánones que tus padres te marcan, pues te bautizan, tomas la comunión, te confirmas… en mi caso nos llevaron a Santa Maria por la tarde a toda la clase a que el señor obispo nos hiciese con el óleo la cruz en la frente… Hoy no es así, pues luego de la comunión el joven que quiere confirmarse acude un día durante 2 años a las charlas preparatorias para poder confirmarse. El que no sigue esa pauta se puede encontrar años después, si quiere casarse en la basílica de Lidón, si o si, tener que confirmarse, cuando en otras iglesias no lo piden; es por criterio, en este caso del prior de la Basílica, supongo que haciendo lo que la Santa Madre Iglesia exige.
En todo lo que hay en la iglesia, su Santidad tiene mucho que hacer, y tengo que agradecerle que intente poner a la iglesia a la altura de los tiempos que corremos. Gracias por reconocer, con dos pares, y admitir a los colectivos de gays y lesbianas, transexuales, porque todos son gente de Dios y no bichos raros. Sus antecesores no se han atrevido a cambiar la iglesia, han mirado a otro lado y nunca han intentado solucionar esto, han sido simplemente hipócritas.
Estos días atrás hemos asistido al perdón del arzobispo de Granada, tumbándose igual que cuando se ordena a un sacerdote ante el altar, Santidad eso es lo mismo que cuando los políticos se hacen la foto. La iglesia tiene que reconocer que esta dirigida por hombres jóvenes, menos jóvenes y mayores, y son seres que según la edad tienen necesidades sexuales. No es criticable que entre los sacerdotes haya relaciones; al cabo y al fin en sus celdas o habitaciones el desahogo no afecta a nadie, y luego, si quieren, que se fustiguen. Ahora bien, deben de ser expulsados de la iglesia aquellos que esas necesidades las hayan empleado en jóvenes internos de los colegios, monaguillos o lo que sea. Ahí no hay perdón que justifique el trauma que muchos niños han sufrido durante muchos años.
Esto lo pienso yo, porque cuando yo hacía el catecismo, para tomar la comunión en la iglesia de la Santisima Trinidad, cada vez que nos confesábamos, lo hacíamos arrodillados en la parte delantera del confesionario, las chicas lo hacían en el lateral; mientras nos confesábamos el párroco se pasaba la confesión acariciando la cara del confesante, y al terminar te decía la penitencia que debías de hacer casi siempre era un padre nuestro y tres aves Marías, te daba un beso en la frente y pasaba el siguiente. Santidad, la iglesia siempre ha sido, o por lo menos lo indica su credo, se encamina en beneficio de los más necesitados; y no pongo en duda de que hay parte de la iglesia que se dedica a esa labor. Pero hay otra iglesia que no es así, por ejemplo el Opus Dei con sus colegios de elite, en los que si no pagas no tienes plaza; mas todos los negocios que tienen y, sin embargo, incluso faltaría saber si pagan lo que toca por su bienes o no. La verdadera iglesia es aquella que ayuda al que lo necesita, el misionero que se mete en esas selvas o territorios peligrosos para ayudar a los habitantes de esa zona; pero lo demás, las riquezas gestionadas por la iglesia y que no pagan impuestos…
Como mínimo deberían ceder sus bienes al patrimonio nacional, puesto que se pagan con impuesto de todos los fieles del país.
Santidad, muchísimas gracias por ser como es, por tener lo que se tiene que tener para que los cristianos podamos creer en algo, porque siempre nos han dicho que Dios premia a los buenos y castiga a los malos. Pero Santidad, eso usted y yo, como muchos feligreses, sabemos que no es así. Por desgracia, los asesinos, políticos corruptos, defraudadores y las mafias, tienen mas crédito que la gente normal trabajadora y que solo quiere vivir bien y feliz.
Siga así, Santidad, desde su posición privilegiada intente poner a los que dirigen este mundo donde corresponde. Su discurso en el Parlamento Europeo así lo testifica. Gracias y no haga caso del desaire de los diputados de Izquierda Plural; no entienden que usted no va a hacer un sermón religioso, sino que son unos maleducados e incultos, que, como diputados, les guste o no, deberían de respetar a un jefe de estado; luego, si no quieren aplaudir que no aplaudan, pero por lo menos respeto.
Algo si que quiero decirle, Santidad. La mujer que aborta no es una asesina, hay que ver por qué se toma esa decisión, y en este tema si que me gustaría que fuese tan valiente como lo esta siendo…
Y tenga mucho cuidado cuando coma o beba, por si acaso, no se fíe ni de su sombra.
Miles de gracias por ser vos como sois Jorge Mario Bergoglio.