Federico Arnau. Comerciante jubilado.
Dos palabras fundamentales para cualquier contabilidad, sea empresarial o simplemente la de cualquier domicilio, amén de las administraciones públicas que no parece se ciñan demasiado a estos requisitos imprescindibles para una buena administración.
El mal de las cuentas de este país parece ser que son el importe de las pensiones que se tienen que preparar todos los meses para ingresar en las cuentas de los beneficiarios, que han llegado a la edad de jubilación en muchísimos casos después de haber estado cotizando más de 40 años y por supuesto ingresando en la administración parte de los salarios, tanto por parte del trabajador como de la empresa, en el caso de ser asalariado o la cuota como autónomo.
Por lo tanto, cantidades acumuladas durante años con sus intereses para que ahora lo devuelvan poco a poco en mensualidades, sin regalar nada, salvo aquellas pensiones que se pagan a gente que no ha trabajado en su vida pero que cobra aumentando el capital dedicado a esa partida.
Los pensionistas, y sobre todo los autónomos, por lo menos ahora saben que tienen un ingreso todos los meses fijo, y esa cantidad la tiene que repartir en todos los gastos que tiene; los fijos, los medios fijos, como son comida y necesidades del hogar, y si sobra poder guardar aparte para una emergencia o hacerte un capricho. Si no se controla esto y no se pone el freno lo pasas muy mal.
Para las familias y con hijos, salvo los de la clase alta y medio alta, el tema es más llevadero salvo que el descontrol sea de órdago, se tiene espacio para su reconducción. Completamente diferente para la clase media, que le puede costar más poner el orden adecuado aunque sume y reste. Pero sobre todo a la clase baja, que no son ni los desahuciados ni los ambulantes callejeros, sino familias con hijos que tienen que vivir a veces trabajando el matrimonio con 1.200 euros o si solo trabaja el marido puede que este sobre los 700 u 800 euros. Son estas familias, y hay muchísimas en España, las que tienen un mérito incalculable cuando muchas de ellas incluso no reciben ayudas de ningún tipo, y más difícil lo tienen por ser nacidas en el país.
Por lo tanto, estas últimas familias son las que lo pasan realmente mal, y muy mal se supone que son aquellos que tienen que acudir a los comedores sociales por un plato de comida y poder dormir en un colchón junto a otros en un ambiente deprimente para cualquier persona.
Quien no lo pasa mal son nuestros políticos, aquellos que nosotros le dimos la confianza para que gestionaran y trabajasen para poder hacernos la vida más llevadera, y que nos diesen mejores recursos y soluciones para ello.
Y esto no es así, cuando llegan las elecciones, nos cabreamos y nos decimos que no tendría que votar nadie, pero los ciudadanos somos responsables, y siempre damos la confianza a quien nuestra intuición piensa que nos puede perjudicar menos, salvo los incondicionales de los partidos que hagan bien o el mal siempre los apoyan.
En estos momentos, el tripartito nacional, PP–PSOE-Ciudadanos, para los pensionistas nos aumenta el 0,25% y para el resto como mínimo el 1,50 % salvo para aquellos que negocien sus convenios colectivos individuales, por lo tanto a los pensionistas nos recortan el 1,25% forma de cobrarse lo que los años anteriores el IPC estaba en negativo, pero además se están cobrando la subida de este año con el escándalo de los impuestos que se lleva el recibo de la luz, porque en el recibo de la luz de los pensionistas no te abonan nada.
Si esto lo trasladamos a las familias mencionadas en último lugar, y además las verduras han subido el triple, debido a los temporales y la demanda en Europa, que hacemos con la subida, seguimos perdiendo poder adquisitivo, porque además tenemos que prever que el Ayuntamiento de Castellón ha subido tasas e impuestos. ¿Cuál será la sorpresa?
O sea que tenemos que tener nuestros ingresos y gastos muy bien controlados para no sufrir más de lo que sufrimos.
Sufrimiento que no padecen los políticos que nos gobiernan, para ellos los ingresos y gastos son meramente folios contables, hacen los presupuestos que en la mayoría de los casos no son reales, y no les importa equivocarse, porque pedir préstamos o renegociar préstamos no les supone ningún gasto, puesto que se saca del dinero público, no como las familias que tienes que reducir los ingresos y añadir a los gastos.
Aunque en esos folios hagan el añadido a gastos, es meramente contable, pero no se sufre ningún estrés, es más se sigue gastando lo que no se tiene, se sigue manteniendo en muchas calles un exceso de luz, que en su momento se plantaron inmensa cantidad de farolas en algo que no es sostenible y que pagamos todos, además de otros gastos que cuando la transparencia sea completa y en el buen camino vamos, gracias al concejal del Ayuntamiento de Castellón Ignasi García de Compromís, podremos hacer una valoración más exacta, para que los políticos piensen un poco más, como las familias responsables.
Irresponsabilidad como la llevada a cabo por el presidente de la Generalitat de Cataluña y su ministro de ‘exteriores’, en el bodrio de Bruselas que les ha costado el viaje 50.000 euros más 120.000 euros en publicidad del referéndum en periódicos europeos a costa de los bolsillos de los catalanes, demasiados gastos como mantener embajadas en el extranjero, estando las de España, pero esto no sale de sus bolsillos, en sus bolsillos entran sueldos, dietas, gastos de representación, y cuando esto se quita como a los diputados de Bruselas salvo, lo que justifiquen, ya los viajes no son tan frecuentes.
Esto ocurre con todas las administraciones, tanto estatales, autonómicas como locales, creando puestos interesados, haciendo plenos extraordinarios para incrementar ingresos por asistencia, u otras circunstancias que se nos escapa al ciudadano.
Deberán de aprender otra vez contabilidad, él debe y el haber y por supuesto, los Balances imprescindibles.
