Federico Arnau. Comerciante jubilado.
Cuando murió el general Francisco Franco, y tras subir al trono como jefe de Estado su majestad el Rey D. Juan Carlos I, España inició una etapa democrática en la que el consenso de aquellos gobernantes, de diferentes ideologías, supieron llegar a acuerdos pensando en los ciudadanos y en el Estado Español; siendo presidente del Gobierno Adolfo Suárez.
La nueva Constitución arropaba a todos los pueblos de España, con un nuevo mapa de las Autonomías y el respeto a sus lenguas, banderas e himnos, pero bajo los símbolos que unen a todas las autonomías, la bandera de España, el himno y la lengua, ‘el Castellano’.
Después de varias legislaturas de gobiernos del PSOE y el Partido Popular, las autonomías han estado gobernadas por diferentes siglas, gobiernos que no siempre han respetado la constitución, y donde ha tenido que poner orden el Tribunal Constitucional.
Libertad, no es hacer lo que uno le dé la gana, es respetar las leyes, las normas de convivencia; y si no se está de acuerdo porque puedan estar desfasadas, se propone su cambio, pero siempre con el debido respeto hacia los demás.
El pasado sábado, 30 de Mayo, se produjo en el Campo Nuevo (Camp Nou) del C.F. Barcelona, donde se disputaba la final de la Copa de SM el Rey, un ultraje a la bandera y al himno de España, con la presencia de SM Felipe VI. No es la primera vez que ocurre, y no se han tomado medidas, ¿por qué? la avaricia de los millones de euros pueden más que lo deportivo, “Fair Play” ¡que risa! ¿No?
Yo no me rio, me da lo mismo que en Francia o en Inglaterra se pite; en Francia han tomado medidas, y en España es ridículo ver una mesa con 25 personas para no solucionar nada. Vergüenza le debería de dar a Antiviolencia.
Derecho a expresarse
Todo el mundo tenemos derecho a expresarnos, pero hay ciertas reglas que, cuando suena el himno nacional o regional, si no estamos de acuerdo o no lo sentimos, debemos, por educación incluso a nosotros mismos, estar callados; de lo contrario nos convertimos en unos maleducados que no merecemos que nadie nos respete, porque perdemos hasta la dignidad.
Dignidad
Dignidad, que no tuvo el presidente de Cataluña, que perdió la educación, el respeto y las formas, sonriéndose y apoyando la pitada al himno y al Rey de todos los españoles, monárquicos y no monárquicos; es el descrédito de un político que no merece ser presidente de Cataluña. Si fuese honrado y honesto, dimitiría. No puede un político insultar al pueblo, igual que Zapatero, en su momento, se quedó sentado en la silla al paso de la bandera de los Estados Unidos de América en el desfile de las Fuerzas Armadas en la Fiesta Nacional. Esa mala educación, de comportamiento en un representante del pueblo o parte, no debe de estar en las instituciones.
La Federación Española de Fútbol, es la responsable de estos actos, porque no es la primera vez que ocurre. El señor Villar hubiese tenido que abandonar el palco, ya que el Rey ni puede ni debe; bajar al centro del campo, pedir respeto y educación o anular el partido, quedando desierta la Copa de España; y además, sancionar a los clubes con dos años sin participar en dicha competición. No tomar las debidas medidas es una irresponsabilidad; el tomar medidas no es privar de libertad a nadie, es defenderse de una postura intimidante de los aficionados que asisten al partido ya con la intención predeterminada de no comportarse cívicamente.
Por lo tanto, una cosa es el negocio sucio del fútbol, como hemos visto esta semana, y otra, es que la avaricia de ese negocio importe más que el juego limpio que predican, cuando ellos mismos son los que permiten que se insulte a nuestros símbolos y no sancionen lo que deberían, porque solo les importa la recaudación en taquilla y los ingresos de TV. Señor Villar. Usted también debería de dimitir, por una sencilla razón, permitir lo que usted ha permitido no es digno de un presidente como usted que, además no ha defendió a la Selección como toca, por ejemplo en Corea, es la forma de haber estado tan juntito a Blatter. Si usted sigue el próximo año sea responsable y haga lo que tenga que hacer pero, con leyes o sin leyes, no se puede permitir el insulto.