Federico Arnau. Comerciante jubilado.
Supongo que 2017, y es mucho suponer, al ser un año más mayores, algunos habremos aprendido a respetar, o parar a pensar por qué, cuando vemos algo que nos daña los ojos, y si tenemos dudas a poder comprobar directamente con quien corresponda, antes de menospreciar o mofarse, al pensar que la sintaxis y las estructuras de los escritos deben de ser como las reglas académicas dictan, y debe de ser así salvo a mi modo de entender en el apartado de las opiniones, o incluso en el relato de un libro.
Mi opinión personal sobre este tema, es porque las personas que escriben una opinión y muchos escritores de libros, no son periodistas, los profesionales titulados y no titulados que se dedican a esta agradable y desagradable profesión del periodismo, si son los que siempre tienen que tener en cuenta las cinco reglas universitarias: qué, quién, cuándo, dónde y por qué, a la que podría añadirse cómo.
Las opiniones publicadas no tienen nada que ver con las diferentes formas de redacción, puesto que son personales, aunque dentro de la estructura que el medio dicte, y cuya sintaxis, filología, o estructura corresponde a la forma de quien la escribe, pudiendo parecer mal elaborada, a lectores que seguramente por ser muy intelectuales y haber tenido tiempo para leer muchísimo, si me apuras a escribir y no dedicarse a otros menesteres, deciden sin prejuicio ninguno y sin pensar, en vez de informarse y contrastar con el que suscribe, suele mofarse ante quien no corresponde.
Las ventajas que tenemos ahora son los correctores y los traductores, lo que hace mucho más fácil el que en cuanto a faltas de ortografía el escrito sea correcto, salvo que lo quieras hacer adrede, en una forma de protesta o denuncia, sobre todo en el tema del valenciano.
Correctores que algunos escritores han prescindido de ellos, al no hacerles falta ya que solo con los negreros tienen suficiente para realizar su obra, con lo cual solo tienen que estampar su firma y acudir a las entrevistas de promoción.
Nuestra lengua, el valenciano, no es reconocida en Bruselas como lengua de las regiones porqué se considera catalán y de hecho en los traductores, junto al resto de los idiomas del mundo entero figura el catalán, incluso el aragonés pero no el valenciano.
Si tú escribes una frase en castellano y quieres traducirla al valenciano, es imposible porque te lo traduce en catalán, para traducir la frase al valenciano solo te lo traduce el traductor de la Real Academia de Cultura Valenciana nacida en 1915.
Y qué ocurre, pues que hay diferencias, porque lo que se está enseñando son las bases de les Normes de Castelló del 32 que como he dicho en mi artículo anterior son un plagio del Instituto Catalán de la Lengua.
Sin embargo, ante de la apatía la Real Academia de Cultura Valenciana se siguen emitiendo títulos de valenciano medio o superior, cuando en realidad debería de ser los títulos de catalán medio o superior.
Nuestra lengua cuenta con un enriquecimiento que la hace única, ya que en cada comarca varían las formas de expresión siendo todas hábiles y correctas porque son y forman parte nuestra, fonéticas aparte sean de costa o interior o de norte o sur.
Un ejemplo, para poder comprobar, es la palabra niña en castellano, noya o polleta en catalán y en valenciano además de polleta, xica, xiqueta, xicona, chicuela.
Ahora, ya con tiempo suficiente para poder indagar más a fondo, se puede ya discutir hasta con los docentes, digo discutir porque muchas discusiones he tenido con amigos docentes, que la gramática es igual que el catalán, y calla porque si no sabes, que vas a discutir verdad, es lógico, pero ahora sabiendo y haber comprobado por varias partes y todos los estudios dicen y coinciden en los mismo, el plagio de las normas de Castelló del 32, pues no puedo aceptar algo que no es correcto, y que no soy yo quien tiene que poner freno a este desaguisado, pero si expresar mi protesta ante una mentira , permitida legalmente.
Y como de esta forma académica no cabe el valenciano de la Real Academia de la Lengua Valenciana, pues si queremos como protesta contra este fraude de Ley, escribir en la lengua de uno lo escribe como lo habla porque no hay ninguna regla y cada comarca tenemos una forma.
Y en este caso la gente intelectual, docente, universitaria, que se sientan valencianos qué deberían de hacer, simplemente exigir unas reglas propias nuestras y en tal caso si se quedan calladitos que no se mofen ni se guaseen de los que reclamamos la libertad de poder hacerlo en Valenciano y no Catalán.