Guillermo Miró. Ingeniero Industrial.
Hay ciertos proyectos científicos de gran envergadura que por su importancia van dejando caer noticias cada cierto tiempo, pero de su funcionamiento habitual se sabe más bien poco. Algunos ejemplos son el CERN, el ITER y la ISS, aunque ahora con el comandante Chris Hadfield y su presencia en Youtube esto ha cambiado. En las próximas semanas introduciremos el proyecto escondido detrás de las siglas ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor, en español ‘Reactor Termonuclear Experimental Internacional’) y el gran sueño que hay detrás: poder tener la energía que mantiene en marcha a las estrellas sobre la superficie de la tierra y utilizarla para tener una nueva fuente energética muy diferente a las demás.
Todo lo que vamos a hablar en esta sección tiene que ver con la estructura que forma toda la materia, los átomos. Simplificando mucho, un átomo está compuesto por un núcleo atómico, que concentra casi toda su masa, formado por protones, partículas con carga positiva, y neutrones, partículas neutras. Todo este núcleo está rodeado de una nube de electrones, partículas cargadas negativamente, que permanecen ligados a éste mediante fuerzas electromagnéticas.
Obtener energía directa de los átomos es uno de los grandes hitos de la humanidad durante el siglo pasado, aunque su utilización tuvo fines bastante contrapuestos. Existen dos grandes fuentes de energía nuclear, la fisión y la fusión. Mientras que la fisión nuclear consiste en aprovechar la energía que se produce al romper un núcleo grande en núcleos más pequeños, también existe el proceso contrario, conocido como fusión nuclear. La fusión nuclear es el proceso mediante el cual núcleos ligeros se fusionan para formar núcleos más pesados, y es el proceso que genera la energía del sol y de las estrellas. Desde que los investigadores se dieron cuenta por primera vez en los años veinte del siglo pasado de cuál era el verdadero origen de la cantidad ingente de energía que irradia el sol, ha sido un objetivo de la humanidad aprender a controlar esta fuente de energía en la Tierra. De forma muy optimista, al inicio de los estudios de la fusión nuclear se predijo que un reactor basado en la fusión podría entrar en funcionamiento en los años 60, pero esta estimación se ha mostrado claramente errónea, aunque actualmente los conocimientos sobre esta fuente de energía, que se precia de ser limpia y prácticamente inagotable, son mucho más detallados.
Existen muchas esperanzas depositadas en este tipo de energía, ya que la fusión nuclear parece ser un recurso energético potencial a gran escala, que puede ser muy útil para cubrir el esperado aumento de demanda de energía a nivel mundial en el próximo siglo y los venideros. La semana que viene explicaremos el proceso de fusión, y mostraremos la instalación donde se está realizando el primer intento de construir un reactor que demuestre la viabilidad tecnológica para producir energía eléctrica a partir de la de fusión. Como siempre, comentarios abiertos para dudas, opiniones… así estas columnas son mucho más ricas y completas. Hasta la semana que viene.