Guillermo Miró. Ingeniero Industrial.
Hola a todos. Esta semana he recibido una propuesta de tema que me ha parecido muy interesante comentar en la columna, principalmente porque empieza a acercarse el buen tiempo y una cosa obligada ahora mismo es un paseo por nuestra preciosa costa, e incluso un baño para los más atrevidos. La pregunta ha sido: “Eh, Guille, perquè hi ha onades sempre a la mar?”. Así que esta semana, vamos a intentar resolver esta duda que a todo el mundo nos ha asaltado alguna vez, el oleaje del mar.
Recuerdo que de pequeño pensaba que las olas eran provocadas por el movimiento de las colas de las ballenas y tiburones, pero nada más lejos de la realidad. Las olas del mar tienen diferentes orígenes: aunque la inmensa mayoría de las olas del mar se forman por fricción del viento en la superficie del agua, el propio océano y la gravedad terrestre también juegan un papel importante, así como la presión atmosférica y los movimientos sísmicos. En primer lugar, señalar que las olas son ondas longitudinales, así que al agua no se desplaza aunque lo parezca, tan solo se mueve de arriba hacia abajo, excepto al final.
El viento es el principal actor del oleaje. Éste arrastra ligeramente el agua y se forman pequeñas rizaduras, de escasos milímetros, que poco a poco pueden crecer hasta superar el par de metros. Aquí entra en juego la gravedad, ya que después de que el viento eleve la superficie del mar, la gravedad la vuelve a empujar hacia abajo, con lo que al subir y bajar se va acumulando una energía cinética asociada a la ola que forma. En general, cuanto más fuerte sopla el viento más alta es la ola que se forma, pero no siempre es tan sencillo y para que se produzca el adecuado efecto bola de nieve para que la ola crezca en altura entran en juego muchos más factores, como la cantidad de viento de la superficie del agua, su velocidad y el tiempo que mantiene estable su dirección.
La presión atmosférica también juega un papel muy importante. Cualquier cambio brusco de presión atmosférica provoca una oscilación en la superficie del mar que se propaga y da lugar al típico oleaje, como si fuera una piedra en el estanque. Por otro lado, los océanos y el mar están llenos de desequilibrios en forma de diferencias de temperatura, presión y salinidad entre las distintas zonas, que éste intenta corregir moviendo agua de una zona a otra, creando inestabilidades. Además, normalmente el fondo del océano tiene poco efecto en las olas de agua profundas debido a la distancia entre la superficie del océano y el suelo, pero un terremoto bajo el agua crea un tipo especial de olas de gran alcance que se envían a gran velocidad y con gran fuerza, conocidas como tsunami, muy devastadoras si tocan tierra pronto.
Sea cual sea su formación, el final es siempre el mismo. Las olas se rompen al acercarse a la orilla porque la profundidad disminuye, y llega un momento en el que la parte de la ola sobre la superficie viaja más rápido que la que viaja bajo agua, la ola se desestabiliza y cae contra el suelo produciendo ese ruido sordo y constante que tanto nos relaja.
En resumen, este espectáculo de la naturaleza depende de muchísimos factores (tiene un cierto efecto mariposa), y por ser tan común no deja de ser impresionante. Como siempre, comentarios abiertos para dudas, opiniones... Hasta la semana que viene.