Guillermo Miró. Ingeniero Industrial.
Ha pasado el 40 de Mayo, así que es momento de quitarse el sayo y disfrutar del maravilloso tiempo y de las magníficas playas de nuestra provincia. Si vamos a disfrutar el sol, es muy importante hacerlo de manera segura. Un detalle importante es la crema solar que vamos a utilizar, y en concreto el factor de protección de ésta. ¿Qué significa este número?
El sol es la estrella más cercana a nosotros y sin él no existiría la vida en la Tierra, ya que nos envía una gran cantidad de energía que aprovechan las plantas, los animales y personas. Sin embargo, su radiación puede ser perjudicial para el organismo, especialmente para la piel. De hecho, el bronceado es una reacción de defensa natural del cuerpo frente al exceso de radiación solar recibida. La radiación solar está formada de muchos tipos de radiaciones, pero las más perjudiciales (rayos gamma, rayos X (sí, los de las radiografías) y rayos ultravioletas C) son absorbidas en la primera barrera que se encuentra esta radiación: la atmósfera, y en especial la capa de ozono. Así, la radiación solar que llega a la superficie terrestre se puede descomponer en cuatro tipos diferentes: infrarrojo, luz visible, y rayos ultravioletas A y B (UVA y UVB). Los rayos UVA estimulan la pigmentación, y son unas radiaciones muy penetrantes que alteran las fibras elásticas de la piel, por lo que provocan envejecimiento prematuro y algunos cánceres de piel. Por otro lado, los UVB provocan la creación de melamina y vitamina D, y por tanto son las causantes del bronceado. Es la radiación que provoca quemaduras, algunos cánceres y enfermedades infecciosas, ya que afecta a la defensa inmunitaria.
Aparte de la propia radiación, también tiene gran importancia el lugar donde se toma el sol y el fototipo personal, es decir, la aptitud de nuestro cuerpo a aguantar la radiación solar. Por ejemplo, si nos encontramos en la nieve estamos 4 vueltas más expuestos a rayos UV que en la arena, y una persona de piel clara estará más afectada por la radiación solar que una persona de tez morena.
Por tanto, en el momento de adquirir una crema solar tenemos que tener en cuenta su SPF (Sun Protection Factor). Este número indica el número de veces que este protector aumenta la capacidad de protección de la piel contra los UVB antes de quemarse. En cuanto a los rayos UVA, la legislación europea marca que la protección frente a estos para la misma crema debe ser al menos un tercio la de la UVB. Entonces, si una piel aguanta 10 minutos durante un día de verano sin crema, con una crema de factor 15 estaría protegida idealmente dos horas y media frente a los UVB y 50 minutos frente a los UVA. Sin embargo, este número se ve disminuido por la cantidad de crema que haya absorbido la piel y la actividad que se realiza durante este periodo (si se suda o se nada, el agua se lleva parte de la protección solar), por lo que siempre hay que aplicarse la crema de una manera continua, correcta y consultando las especificaciones del fabricante.
Parece que ya ha llegado el verano, así que hay que disfrutarlo pero siguiendo siempre las recomendaciones del Ministerio de Sanidad sobre la exposición solar. Como siempre, comentarios abiertos para dudas, opiniones… así estas columnas son mucho más ricas y completas. Hasta la semana que viene.