Guillermo Miró. Ingeniero Industrial.
Llega Agosto, llega el verano, llega la época de vacaciones para muchos. Espero que disfrutéis de unas merecidas vacaciones. Desde este periódico, no cejamos en nuestro empeño de seguir explicando historias de la ciencia. Así, durante este mes vamos a contar la historia de cómo nuestra especie desarrolló la tecnología necesaria para su supervivencia y pudo llevarnos hasta donde hemos llegado hoy durante sus primeros miles de años de vida.
Imaginemos por un momento estar en plena naturaleza sin absolutamente nada. Esto quiere decir sin ropa, sin comida, sin herramientas, sin armas, sin comunicación, nada. Admito que divagar sobre esto puede resultar difícil porque no concebimos ya un mundo así, no lo conocemos ya que hace mucho tiempo que no está a nuestro alcance. Incluso los personajes más aventureros que marchan a lugares inhóspitos van sumamente preparados con un montón de herramientas: ropas con tejidos especiales, GPS, navaja, comida especial, coches todo terreno, seguimiento por televisión… Con nuestras condiciones humanas básicas tardaríamos bastante poco en tener alguna necesidad elemental (comida, bebida, refugio…) por lo que se hizo necesario desarrollar el uso de herramientas, objetos elaborados con el fin de facilitar la realización de una tarea que requiere de una aplicación correcta de energía, para poder satisfacer estas necesidades.
El uso de herramientas por parte de algunos animales es conocido, como por ejemplo algunas especies de pinzones, y en las más cercanas a los seres humanos se conocen casos de herramientas relativamente complejas. Sin embargo, el humano fue un paso más allá ya que además de buscar en su entorno el concepto de herramienta para hacer más cosas y hacerlas mejor, se propuso también mejorar estas herramientas, para aumentar sus funciones.
Así, el ser humano observó a su alrededor y buscó cuál era el elemento más abundante que podía encontrar para crear estas herramientas. Mientras no descubriera el fuego, hecho que ocurrió posteriormente al inicio de esta historia, los metales estaban aún por utilizar. Así, las primeras especies de homo basaron toda su tecnología en las piedras. Durante las próximas columnas nos dedicaremos a explicar cómo era la vida de un homínido, y en concreto, como eran sus herramientas, como las fabricaba y como las utilizaba.
La historia es la base para conocer el pasado, para así poder aplicar en el presente ideas o conceptos que mejoren nuestro futuro. Esta historia, aunque a simple vista no parezca interesante, marca nuestro destino cómo especie y cómo somos ahora, por lo que merece ser contada. Como siempre, comentarios abiertos para dudas, opiniones… así estas columnas son mucho más ricas y completas. Hasta la semana que viene.