Javier Valls. Director de Formación y Empleo de la Cámara de Comercio de Castellón.
El dominio del mar ha sido crucial para la evolución de la humanidad. El hombre se ha alimentado de la riqueza de vida de sus fondos y a través de él se han desplazado las personas, se han intercambiado mercancías, costumbres, ideas y, en definitiva, culturas; hasta los paisajes que hoy conocemos se deben en parte al tránsito por el mar. Como dice el historiador Fernand Braudel cuando habla del Mediterráneo y que, en estos momentos puede extenderse a todos los océanos, “el mar es algo más que un depósito nutricio; es también, y ante todo, una «superficie de transporte», una superficie útil, si no perfecta. El navío, la ruta marina, el puerto prontamente equipado, la villa comercial son herramientas al servicio de las ciudades, de los Estados, de las economías mediterráneas –las herramientas de sus intercambios- y, como es lógico, de su riqueza.”
En España, alrededor del 85% de las importaciones y del 75% de las exportaciones se realizan por vía marítima. Esto nos da una dimensión de la importancia que tiene para la economía este medio de transporte. Y, a su vez, nos hace pensar en las extraordinarias necesidades en recursos que precisa. Entre ellas, sin duda, de personas.
La provincia cuenta con el puerto de Castellón en el que se aúnan las actividades comercial, pesquera y deportiva y que se encuentra situado en el “top ten” de los puertos españoles. Además Vinaròs, Benicarló, Peníscola y Borriana tienen puertos pesqueros y zona para embarcaciones de recreo. Como Alcossebre y Orpesa, municipios en los que se han construidos puertos deportivos. Nadie puede negar, por tanto, que vivimos dentro de una cultura y una economía que tiene en el mar un aliado de excepción.
En estos tiempos, en los que los sectores tradicionales generadores de empleo ya no son capaces de ser el sostén de las salidas profesionales de nuestros jóvenes, y que tampoco están en condiciones de reincorporar toda la mano de obra que han ido perdiendo en estos años, son momentos de pensar en otras opciones y, quizá, el mar sea quien dé una de esas oportunidades.
No obstante, introducirse en este mundo exige preparación y formación. Y, en este sentido, voy a permitirme la licencia de anunciar que la Cámara de Comercio de Castellón ha sido homologada por la Dirección General de la Marina Mercante para impartir formación necesaria e imprescindible para trabajar en entornos portuarios y marítimos y cuya acreditación tiene el reconocimiento para operar en cualquier parte del mundo. Y su idea es incorporar a lo largo del año cursos que se extiendan también al ámbito pesquero. De este modo, diversifica la oferta formativa empresarial que desde hace más de cien años viene programando.
Probablemente esa imagen bucólica de la vida de marino que existe en el imaginario colectivo fruto de viejas leyendas e historias reales de los grandes aventureros difiere razonablemente de la realidad, pero no por ello deja de ser una oportunidad para el futuro de los que ahora no tienen claro qué rumbo seguir.