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viernes, 18 de octubre de 2024 | Última actualización: 20:06

Reflexiones entre bambalinas

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Jesús Obiol (Jay Marshall). Artista y diseñador gráfico.

Escribo esto en el camerino del Teatro, justo a una hora de saltar a escena, y me he dado cuenta de algo: la gente que viene hoy al teatro, viene a reír, a disfrutar, a estimular sus sentidos desde el Arte de la interpretación, y me viene una reflexión a la cabeza: ¿Habrá entre ellos alguna persona que nos considere, como dice el actor Elio... unos muertos de hambre?

Desde que vi el vídeo ‘Muertos de hambre’, que recomiendo ver antes de seguir leyendo, no me deja de acosar ese pensamiento. Mucha gente menosprecia al artista, da igual que interprete un papel, cante, toque un instrumento, pinte, dibuje, escriba, cosa, esculpa y un largo etcétera más que se me queda en el tintero. Nos restan importancia como profesionales, nos miran incluso, por encima del hombro cuando son ellos los que nos utilizan para su uso y disfrute personal, porque señores, desengañémonos, estas personas a las que si les preguntas directamente por los artistas, contestan con una mueca, o se ríen, o que incluso les insultan son los que luego hablan más de las canciones o los libros que les han gustado.

En el momento que expones tu arte al público te arriesgas a una lapidación pública, porque todo el mundo va a tener una opinión de ti, y la gente que por norma opina más acerca de los artistas, son los que menos entienden de arte, y no sólo esto, sino que son los que yo, a título personal y sin ánimo de ofender a nadie, califico de personas con diarrea verbal. Según ellos son críticas fundamentadas en el conocimiento, según mi opinión, es gente que lamentablemente tiene gran cantidad de problemas emocionales y carga contra el arte.

Podemos opinar y juzgar una obra objetiva o subjetivamente, pero no hemos de faltar al respeto al autor o autora. Recordemos que los artistas contribuyen al ocio del resto del mundo, de hecho, por norma general, todo el arte que se realiza o interpreta en directo, es un trabajo realizado en un momento donde el espectador está de esparcimiento mental o espiritual pero el artista está trabajando, muchas veces de forma altruista.

Así que señores, muertos o no de hambre, somos personas que exponemos nuestras almas y cuerpos a la gracia del pueblo, y lo único que pedimos a cambio, es una crítica constructiva, pero ante todo, respeto por el arte, que al final es lo que nos desarrolla a todos emocionalmente. ¿Quién no ha llorado viendo una película, leyendo un libro, escuchando una canción? ¿A quién no le ha emocionado ver la Capilla Sixtina, el David o el Moisés? ¿Quién no ha recitado versos de Cyrano de Bergerac? El arte es importante, nos acompaña en la publicidad, en el gimnasio, en la arquitectura, en la ingeniería, hay arte en todo lo que hacemos, en la exposición final de un letrado en un juicio, en la presentación de un producto al mercado, diseño, color y música de un spot.

Respetemos el arte y sobre todo, respetemos al artista que lo representa en la faceta que sea, porque todos y cada uno de nosotros, somos una obra de arte, perfeccionada durante miles y miles de años, y de nosotros surge El Arte.