Jorge Fuentes. Embajador de España.
Las elecciones del 24M han dejado una profunda resaca. El PP salió perdedor a pesar de haber ganado. Al PSOE le ocurrió lo contrario. Los nuevos partidos han dado o quitado el mando a los dos clásicos tras unos pactos rocambolescos.
El ambiente post-electoral es llamativo. Los principales ayuntamientos –Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza- han cambiado profundamente de estilo y no siempre para mal: alcaldes en bicicleta o en metro (veremos lo que dura), sueldos rebajados (idem), vestuario informal, concejalías rejuvenecidas etc.
Hasta ahí, poco que objetar. Pero es que desde el minuto uno se ha empezado a detectar a qué clase de personas se había incluido en las listas de los nuevos partidos y los medios nos han bombardeado, y seguramente seguirán haciéndolo, con frases, chistes, comentarios, fotos, detalles curriculares de un nivel deplorable: invitación al odio y a la violencia, desprecio de las víctimas del terrorismo y de los crímenes comunes, participación en asaltos a capillas, burla de los muertos, amenazas a concejales de distintas tendencias, burla antisemita del holocausto, exaltación de las peores gestas revolucionarias (la guillotina, la horca).
Aun admitiendo que muchas de estas expresiones se formularan sin intención de llevarlas a cabo (empalamientos, torturas, matanzas de ministros), personas capaz de formularlas y divulgarlas demuestran tener alguna fragilidad cultural y mental que les imposibilita a asumir responsabilidades públicas. Quiero creer que la inmensa mayoría de los ciudadanos no desean que ese tipo de personas administren sus ciudades por lo que los alcaldes –que de antemano deberían haber estudiado mejor quién figuraba en sus listas- deben actuar con celeridad y repensar mejor sus equipos.
No creo que lo hagan. Zapata se quedó sin concejalía de cultura en Madrid pero sigue en el equipo del ayuntamiento y como responsable de un barrio de la capital con 250.000 habitantes entre los que se encuentra el embajador de Israel de cuyos muertos se mofó.
Todos los restantes que dijeron o hicieron cosas tan graves como Zapata se saldrán de rositas ya que sus correligionarios han hecho piña con ellos y han empezado a airear perlas cultivadas protagonizadas por Esperanza Aguirre, Rafael Hernando, Pablo Casado o Andrea Fabra entre otros, referidas a Franco, a la Guerra Civil, a la División Azul y en fin a los eternos fantasmas de nuestra reciente historia. Les invito a que vean unos y otros comentarios y notarán las diferencias esenciales entre ellos.
Como símbolo de los tiempos que se avecinan prefiero quedarme con el carnaval 365 días al año prometido en Cádiz o con el estilo de calzado de la nueva alcaldesa de Jerez de la Frontera.
Pero también retendré tres reflexiones finales; primera: las críticas a los nuevos concejales, ¿son reflejo del mal perder del PP o tienen por objetivo denunciar actitudes delictivas que deberían estar entre las manos de la fiscalía general del estado? Dos: ¿Podemos seguir con la ley electoral existente que excluye a los ganadores y propicia pactos de perdedores o por el contrario convendría cambiar la ley para permitir la gobernabilidad al partido ganador? Y tres: las elecciones del 24M no han sido banales. En nuestra Historia unas consultas semejantes llevaron a la abdicación y al exilio a Alfonso XIII y a un paréntesis de medio siglo en nuestra monarquía.