Jorge Fuentes. Embajador de España.
Partamos de la base de que España es uno de los países de la Unión Europea, cargado con los mayores impuestos en relación con sus niveles salariales.
Asumamos también el hecho de que ningún otro país de nuestro entorno posee la figura del impuesto sobre el patrimonio o sobre sucesiones ya que los bienes así cargados han cotizado repetidamente por otros conceptos y por otros titulares.
España no está, por lo tanto, armonizada fiscalmente con el esto de Europa. Sin embargo, en estos días, algunas de nuestras autonomías, principalmente la catalana, pide que nos armonicemos dentro de España y que lo hagamos al alza, es decir, que todas las regiones suban los impuestos -o los creen en el caso de sucesiones o patrimonio- con el objetivo de evitar lo que ellos, los catalanes y vascos, consideran un dumping fiscal.
Es evidente que el régimen fiscal de la Comunidad madrileña, junto a otras muchas razones, ha contribuido a enriquecer espectacularmente a Madrid en relación a otras regiones de España y que ello ha permitido a nuestra capital, contribuir al bienestar y prosperidad de todo el país.
Pero Madrid no tiene ningún privilegio fiscal respecto al resto de España. Las únicas autonomías privilegiadas por discutibles razones históricas, son El País Vasco y Navarra. Como también lo son mucho más justificadamente, las Islas Canarias por su carácter ultraperiférico y Ceuta y Melilla por su emplazamiento geográfico.
El resto del país ha fijado su Fiscalidad libremente y si hubiera que proceder a una armonización entre las Autonomías habría que hacerlo, según manda la lógica, alineando todas las regiones con aquellas que están probando dar mejores resultados económicos, que están atrayendo inversiones , capitales y negocios, como es el caso notorio de Madrid, que de hecho está ya siendo imitado por otras Comunidades afines como la andaluza, la murciana, la gallega y la castellano-leonesa.
