Jorge Fuentes. Embajador de España.
No hace falta ser Einstein para comprender algo tan sencillo como lo siguiente: cuando empezaron a pagarse pensiones en España a inicios del siglo XX, bajo el gobierno de Antonio Maura, la población de España rondaba los 20 millones de habitantes y la esperanza de vida al nacer era de 30 años. Hoy nuestra población es de 47 millones de personas y la esperanza de vida es de 80 años.
Es imposible hacer los mismos cálculos de pensiones en un caso y en otro. De forma que el Ministro de Inclusión, Seguridad social y Migraciones, José Luis Escrivá hizo días atrás una afirmación tan evidente que resulta de perogrullo. Vino a decir este ministro que muy pronto nuestro plan de pensiones deberá conocer una de estas modificaciones: o se prolonga el periodo laboral hasta los 70 años o más, o se reducen las cantidades percibidas por los pensionistas. O más probable aún (esto no lo dijo el señor Escrivá) que haya que aplicar ambas medidas simultáneamente.
Hay, sin embargo, otra evidencia a tener en cuenta: no todas las actividades laborales permiten al ser humano prolongarse mucho más allá de los 65 años.
Algunas profesiones en que cuenta más el esfuerzo mental que el físico facilitan una mayor prolongación de la actividad profesional, tal es el caso de los profesores, enseñantes, administrativos, notarios, diplomáticos, registradores, artistas, escritores etc. De hecho, hoy la jubilación en casi todos estos sectores está establecida a los 70 años y no cabe duda que muchos de estos profesionales no presentarían objeciones a que su vida laboral se prologase hasta los 80 o hasta que el cuerpo aguante.
Por el contrario, es muy difícil llegar a los 65 años y aún más difícil rebasarlos si uno se dedica a la construcción, la metalurgia, la agricultura, la sanidad y todas las actividades que requieren un gran esfuerzo físico.
El señor Escrivá tenía razón. Y sin embargo su reflexión no era políticamente correcta y no gustó nada a Sánchez y a sus gurús que indujeron al Ministro a rectificar insistiendo en que el sistema goza de buena salud y el Gobierno se encargará de que esa salud se mantenga mientras el Gobierno continúe.
Una prueba más del triunfalismo de nuestros gobernantes, de la falsedad de sus mensajes y de la falta de principios y dignidad de los miembros del Gabinete, incapaces de mantener un criterio si saben va contracorriente del jefe. No muy edificante.
PS. El mes de Julio llega sembrado. Abascal se permitió de un plumazo descabalgar una institución tan seria y necesaria como el Tribunal de cuentas que -dijo Abascal- "pone piedras en el camino" al exigir que los sediciosos devuelvan al Estado los 5'2 millones de euros malversados para mantener Diplocat y las "embajadas" catalanas dedicadas a denigrar a España. Por añadidura, el "guvern" pretende crear un fondo de 10 millones de € -pagados de nuestros impuestos, naturalmente- para hacer frente a las multas pasadas, presentes y futuras que sufran los separatistas.
Confiemos que se pueda poner frente a tanto desmán.
