Jorge Fuentes. Embajador de España.
Benicasim es y ha sido desde hace años, un destino turístico grato y apacible, uno de esos lugares de la costa que en verano multiplica por diez la población del resto del año y que, pese a contar con no pocos visitantes extranjeros -principalmente alemanes, franceses e ingleses- la mayor parte del turismo es nacional venido en particular de Madrid, Aragón y de la propia Comunidad Valenciana.
Hablamos de un lugar tranquilo y familiar, que aunque cuenta con numerosos hoteles, restaurantes, cafeterías y demás centros de ocio y diversión, exhala placidez por los cuatro costados..
Ello no es óbice para que la importante revista Conde Nast Traveller considerara Benicasim como uno de los 20 destinos turísticos preferentes del mundo y el único que figuraba de España. Sin duda, la vida cultural de la ciudad y sus festivales musicales modernos -FIB y Rototom- y clásico -Tárrega- tienen mucho que ver en la elección.
2020 está siendo un año anómalo para el mundo entero y también para Benicasim, con los festivales suspendidos, la pandemia rebrotando y las medidas de precaución recordadas constantemente, el acento nacional e incluso local de Benicasim se impone sobre el foráneo.
Lo cual no quita un ápice de alegría a la vida de las playas -moderadamente repletas-, del paseo marítimo, del centro urbano y de sus establecimientos. Cabría decir que Benicasim se ha vuelto un lugar aún más grato y tranquilo de lo que siempre lo fue.
Mi mujer y yo tuvimos ayer el placer de recibir la visita de la alcaldesa del lugar, Susana Marques, de la concejala de medio ambiente, Elena Llobell y del anterior concejal Clemente Martin.
Fue para nosotros sumamente interesante conocer los entresijos de la vida de Benicasim de la mano de personas tan profundamente arraigadas a la vida del lugar desde hace generaciones. Nos gustó saber de primera mano cómo algunos de los problemas del momento a escala nacional y mundial -el coronavirus, la crisis económica, el turismo, los okupas- han incidido (de forma moderada, hay que decir) sobre Benicasim.
La amable alcaldesa tuvo la bondad incluso, de tomar buena nota -nos sorprendió su buena costumbre de ir siempre con su cuaderno y su bolígrafo en el bolso- de las principales urgencias de nuestro entorno: la lucha contra los mosquitos, la exigencia de mantener limpias las parcelas en prevención de incendios, la construcción de una valla que proteja contra accidentes las zonas próximas a los barrancos etc.
Hablamos de lo divino y lo humano, de la provincia, la comunidad y de España. También, del feliz desenlace de la cumbre para la reconstrucción europea. Aunque este y otros asuntos diplomáticos quedaron pendientes de desarrollo para un próximo encuentro.