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domingo, 6 de abril de 2025 | Última actualización: 20:39

La decimotercera víctima

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Esta columna la escribo al dictado de mi mujer, Cristina Leja Stross, embajadora de España, con los mismos méritos que yo, compatriota desde hace casi medio siglo aunque nacida en Polonia en aquellos tiempos del Pacto de Varsovia y del Telón de Acero.

cristina y jorgeEvoca Cristina que en la noche del 12 de Diciembre, tuvo lugar en Berlín, un terrible atentado terrorista. Los medios informativos españoles comenzaron inmediatamente su trabajo basándose en las todavía inciertas noticias proporcionadas por la policía alemana y muy confusos mensajes difundidos vía twiter and company.

Muy pronto se supo el número de muertos -doce- y de heridos -cuarenta y ocho-, sobre cuya base, los políticos de todo el mundo se precipitaron a enviar sus condolencias y sus respetos para todos ellos y para sus familiares. Doce muertos. Pero en realidad desde el principio hubo otra víctima mortal, la decimotercera que en verdad había sido la primera: el chófer polaco, raptado por el terrorista islamista a punta de pistola.

jorge y cristinaDurante estos días ningún medio se ha dignado a informar sobre el chófer asesinado, como si aquel cadáver no correspondiera a un ser humano. Poco a poco llegan desde Berlín, noticias torpes e incompletas. En España no se ha dicho que el chófer polaco fue vilmente apuñalado cuando se resistió a conducir el camión hacia donde el islamista le exigía.

Ese valiente camionero se llamaba Lucas Urban y era un honrado trabajador polaco cuya terrible mala suerte consistió en haberse cruzado con un terrorista en su ruta desde Zúrich hasta su sede en Gdansk.

Aún quedan muchos detalles que aclarar aunque todos sabemos que los scoops informativos son efímeros y desaparecen tan pronto surge otra noticia que los borra. Ya hubo algunos traspiés periodísticos cuando se insinuó, al saberse que el camión tenía matrícula polaca, que aquella matanza podía tener algo que ver con la segunda guerra mundial y con rencillas históricas mal cicatrizadas, referencia tan ridícula como analfabeta que ignora las excelentes relaciones existentes hoy entre Polonia y Alemania.

Para Lucas Urban no ha habido hasta hoy, ni una mención en la prensa española. Si la ha habido en la de otros países vecinos en que se le ha calificado de héroe. No se trata de pedir aquí un minuto de silencio por Urban. Tendrá sus minutos y sus horas de silencio y llanto en su país natal donde será honrado por sus familiares y por 36 millones de sus compatriotas.

No se pide un minuto de silencio en España. Bastaría con un solo segundo.

Un segundo de reflexión.