Jorge Fuentes. Embajador de España.
El Reino Unido (RU) es uno de los países mas importantes del mundo. Quizá es el que más ha contribuido a la construcción de la civilización occidental tanto en lo político ( ellos idearon la democracia parlamentaria moderna), como en el pensamiento (Locke, Adam Smith, Malthus, Keynes, Bertrand Russell eran británicos), en la literatura (Shakespeare, las Bronte, Dickens, Austen, Carroll), la industria (la invención inglesa de la máquina de vapor dio paso a la industrialización mundial) e incluso el deporte (el fútbol, el golf, el cricket).
Quien lo diría cuando vemos a diario el lamentable espectáculo que están dando los políticos británicos entorno al Brexit.
Recordemos que antes de empezar a dar la murga con el referéndum nefasto propuesto por el Premier Cameron, el RU era ya un miembro de la Unión Europea a medio tiempo. Ni aceptó adoptar el euro como moneda, ni firmó la libre movilidad de personas en Schengen. De hecho, algunos estados ajenos a la UE como Noruega, Suiza e Islandia estaban más integrados que el RU.
Y recordemos también que el referéndum de 2017 provoco una ruptura del país que será difícil de superar. Ruptura territorial ya que dos de los Reinos -Escocia y Ulster- votaron a favor de permanecer en la Unión. Ruptura generacional de los jóvenes unionistas contra los veteranos separatistas. Quiebra social de las clases media-baja versus la alta burguesía. Y también finalmente de la ciudad contra el campo.
De forma que con toda probabilidad y si finalmente se produce el Brexit como parece inevitable, puede darse el caso que Escocia e Irlanda del Norte, por muy distintos motivos, insistan en mantenerse en la UE y que la mitad del país siga insistiendo en la repetición de un referéndum que nunca debió celebrarse.
El proceso de desconexión ha costado ya al RU la caída de dos Primeros Ministros y lleva camino de perder un tercero. Si Thersa May se esforzó en negociar con Bruselas un Brexit razonable y por tres veces el Parlamento de Westminster se lo rechazó, Johnson, conservador Tory como sus dos predecesores, intentó una estrategia mas rígida: marcó un limite temporal inamovible -el 31/X/19- rebasado el cual, con o sin acuerdo se produciría el Brexit.
Con esa actitud arrogante pensó que sería capaz de forzar un acuerdo con Bruselas y un voto favorable de los dos Parlamentos, el británico y el europeo. Para convencer a Europa y a su muy francés negociador Michel Barnier, ofreció cuatro puntos estrella:
-La aceptación del pago de 45.000 millones de euros en concepto de atrasos, multas y contribuciones.
-La protección a los millones de ciudadanos de la UE residentes en el RU a cambio de la reciprocidad a los británicos asentados en Europa.
-No tomar decisión alguna respecto a Gibraltar sin contar con España.
-Y, 'last but not least', el mantenimiento de una frontera blanda entre Irlanda y el Ulster hasta finalizar 2020, con una posible prórroga de dos años.
Aunque tanto el trío europeo Tusk-Juncker-Barnier como Johnson presentaron el acuerdo como muy favorable para ambas partes, lo cierto es que el 19/X, Westminster lo rechazó de nuevo con lo que el Premier inglés que había afirmado preferir la muerte en una cuneta antes que pedir una prórroga mas allá del 31/X...ha tenido que pedirla.
Si tal prórroga es aceptada por Bruselas, lo mas lógico para dar credibilidad a un gobierno no elegido por la ciudadanía sino heredado, seria convocar elecciones. Y lo mejor para toda Europa sería que los británicos volvieran a dar muestras de lucidez y se buscaran un Primer Ministro más sensato y mas benéfico tanto para su propio país como para el resto del mundo.
Fotografía: El Embajador de España y autor de este artículo, Jorge Fuentes, junto al jefe de negociaciones de la Comisión Europea con el Reino Unido por el Brexit, el francés Michel Barnier.