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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 22:28

CDR

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Siempre se ha venido manteniendo que el separatismo catalán era pacífico y amable en contraposición al conocido en el Pais Vasco que durante años provocó 850 asesinatos, los mayores desplazamientos humanos conocidos desde la Segunda Guerra Mundial, -exceptuando los provocados en los Balcanes con la ruptura de Yugoslavia-,  y el miedo impregnado en la vida de cada día en los ciudadanos que optaron por permanecer en Euskadi.

Lo de Cataluña no llegó nunca a esos extremos pero tampoco sería justo  calificar la situación social en esa parte de España como ‘amable y pacífica’. No es muy amable discriminar a la población, niños y adultos, dificultándoles cuando no prohibiéndoles utilizar el idioma del país ya sea para estudiarlo en el instituto, usarlo en el desempeño de su profesión o para rotular su establecimiento.

Por añadidura, en los últimos tiempos las cosas están pasando a mayores. Desde que en .2017 se crearon los Comités de la Defensa del Referéndum, ulteriormente transformado en Defensa de la República (CDR), la amabilidad ha desaparecido por completo. Calles y carreteras cortadas por piquetes intimidatorios, impidiendo a la población acceder a su trabajo, su ocio o su hospital. Ferrocarriles, suburbanos, autobuses, igualmente interrumpidos. Manifestaciones pro españolas violentamente impedidas. Ataques a la bandera nacional allá donde apareciera.

Pero el lunes 23 de Septiembre el tono cambió rotundamente. La Guardia Civil efectuó una amplia redada en distintas localidades de Cataluña que resultó en la detención de siete miembros de los Equipos de Respuesta Táctica (ERT) de los CDR. Toda una complicada estructura de asambleas, equipos, comités que la Guardia Civil venia vigilando desde su aparición hace dos años y a los que pilló con las manos en la masa, manipulando explosivos y planos de edificios públicos, incluido un cuartel de la Guardia Civil, sobre los que se propondrían actuar.

El juez Garcia Castellón los ha ingresado en la cárcel de Soto del Real y aun que dos de ellos han confesado haber adquirido explosivos, y también haber tenido contactos con Terra Lliure y estar en comunicación con Torra, al President  le ha faltado tiempo para denunciar la operación policial como un intento del Estado de desacreditar el pacifico independentismo catalán. Y para pedir la expulsión de la Guardia Civil de Cataluña y la salida de la OTAN. Todo ello quedo visualizado profusamente en la movida sesión del Parlament del día 24, todo un espectáculo.

Lo cierto es que todo se complica en Cataluña. En Octubre puede aparecer la sentencia del Proces, en Noviembre se juzgará a Torra por el asunto de los posters en la fachada de la Generalitat. Y ahora, terrorismo de dudosa intensidad.

Y el 10-N las elecciones.