Jorge Fuentes, Embajador de España
Aparte de las numerosas elecciones nacionales, europeas, autonómicas y municipales; además de los frecuentes congresos, consejos y demás encuentros a dos o a veinte, ahora se han puesto de moda las novedosas consultas entre los militantes de un mismo partido.
En estos días y después del acuerdo entre PSOE y UP, están lloviendo al menos tres de ellas: las que celebraron los militantes del PSOE con 61% de participación (es decir, 39% de NOES) y 91% de SIES. Hoy mismo habrá consulta de UP y en breve de ERC.
¿Qué quieren demostrar al votante todas estas consultas?, ¿La complejidad de la vida política?, ¿cuánto trabajan nuestros políticos?, ¿qué democráticos son los partidos que no quieren imponer nada desde la cúpula?, ¿cuán cohesionados están los partidos? o ¿Qué grado de docilidad existe en cada una de las formaciones?
Hay algo de tramposo en todo esto y el ejemplo más claro lo vimos en la consulta que Podemos formuló hace meses, a raíz de la ignominia cometida por sus líderes, los señores Iglesias-Montoro, ¿Aceptan ustedes la compra del casoplón de Galapagar? Y si no la aceptan, nos vamos. Contraviniendo todas las reflexiones cacareadas sobre las ventajas de vivir en el barrio y conocer al tendero y a los vecinos. La respuesta, como era previsible, fue "sí, aceptamos".
Puestos a consultar, UP podría también preguntar a sus seguidores si les parece bien haberse valido de los apoyos bolivarianos e iraníes para haber montado un partido cuanto menos, discutible.
La mayoría de españoles ya hemos tenido bastante con el susto del Pacto Sánchez-Iglesias cuya lógica no se escapa a nadie. Es evidente que Sánchez prefiere ser insomne en la Moncloa antes que dormir a pierna suelta en su pisito familiar.
E Iglesias, a quien la jugada le salió redonda: después de un lustro como meritorio, necesitaba dar un paso más y entrar en el Gobierno dejando allí su impronta que sufriremos todos los españoles.
Cuidado con el comunismo. La mayoría de los españoles no tenemos experiencia de haberlo vivido y sufrido en nuestras carnes. La lectura de nuestra Historia y la de muchos vecinos europeos y mundiales, nos debe hacer pensar que habrá que proveerse de dormax y orfidal en abundancia.