Jorge Fuentes. Embajador de España.
El día 31 de Agosto de 1997, Diana de Gales y su amigo egipcio Dodi Al Fayed, murieron en un accidente de coche cuando huían de una nube de paparazzis que les perseguía por las calles de París. La muerte de Lady Di, probablemente la mujer más famosa del mundo en aquellos tiempos, quedó siempre envuelta en un halo de misterio ya que sus tendencias sentimentales hacia galanes islamistas ponía los pelos de punta a la realeza británica.
Quizá en el fondo la explicación del desenlace de la vida tormentosa de aquel personaje fuera mucho menos complicado y Diana murió víctima de sus excesos y de la voracidad de la prensa amarilla y de sus muchos consumidores.
Pero lo cierto es que 20 años después de su muerte la sombra de la duda planea sobre la desaparición de Lady Di que ha entrado en la leyenda y que ahí seguirá por los siglos de los siglos para mayor gloria (¿o acaso mayor oprobio?) de la corona británica.
No es el único caso que figura en la lista de misterios nunca resueltos en la historia reciente. La muerte de Kennedy hace más de medio siglo nunca quedó totalmente resuelta y a estas alturas ya no cabe esperar respuestas convincentes. La Historia occidental, con esas y otras muertes prematuras, ha seguido un curso determinado que nunca hubiera sido el que hemos conocido. Son cientos los casos nunca resueltos de personalidades mundiales. Y millones los ciudadanos de a pie cuya muerte o desaparición nunca quedó aclarada.
Recuerden aquel programa televisivo -Quién sabe dónde- que nos acompañó durante años y en que fueron muchos más los casos planteados que los resueltos. El diario 'El caso' fue junto al deportivo 'Marca' el más leído del país precisamente por el gran número de incógnitas que planteaba sobre rastros humanos. Buena aceptación está teniendo también el programa 'Detrás de la verdad' en que desaparecidos como Diana Quer se han convertido en verdaderas estrellas por desgracia desde su mundo evanescente.
¿Qué hubiera sido de todas esas personas que no llegaron a completarse? Los más importantes y los más insignificantes, todos hubieran influido en su entorno y de algún modo lo habrían modificado.
Avanzamos así por una de las muchas realidades que hubieran podido darse. Quizá la mejor, pero acaso también la menos sólida, la menos auténtica.