Jorge Fuentes. Embajador de España.
Hace poco escuché una larga entrevista con Javier Pérez Reverte, escritor afamado y de buenas ventas y, pese a ello, miembro de la Real Academia de la Lengua. Sospecho que en esta muy seria Institución deben tenerle por una ‘rara avis’ pues el otro día oí que uno de sus colegas decía: "Hay que leer mucho, aunque sea a Pérez Reverte".
Pues bien, en su entrevista, Reverte afirmó en un momento dado que España es un estado fallido. Grave afirmación ya que el Foro de la Paz que, desde su sede en EEUU escruta minuciosamente la calidad de los estados, suele colocar entre los 20 más fallidos a muchos africanos (encabezados por Somalia), varios asiáticos (Afganistán, Pakistán), algún sudamericano (Haití) y un par de Oriente Medio (Irak y Siria).
Incluir a España en ese club cuyos rasgos distintivos son que no garantizan su seguridad, ni sus fronteras, ni el funcionamiento de sus instituciones ni su economía, resulta, cuando menos, sorprendente.
Es como si nos hubieran incluido en el grupo de los Estados Canalla (entre los que figuran Corea del Norte y Venezuela) o los Estados Paria (caracterizados por su aislamiento y por apoyar al terrorismo internacional como Arabia Saudí o hasta hace poco Albania).
Y sin embargo, es cierto que en España hay muchos rasgos que fallan y el Foro de la Paz no nos puntúa demasiado bien en su lista de los 175 países analizados, alrededor del puesto 30.
Sin ánimo de ser exhaustivo voy a exponer unos cuantos rasgos que en mi modesta opinión son claramente mejorables en nuestra querida España:
1-No es aceptable que España tenga sistemáticamente unos índices de paro que oscilan entre el 15 y el 25%. Es evidente que algo falla en nuestra estructura económica y ese fallo debe corregirse ya.
2-Un país en que no está garantizado que todos sus habitantes hablan el idioma común oficial (el francés en Francia, el alemán en Alemania, el italiano en Italia) tiene en esa materia un grave problema. Pues bien, España lo tiene y la cosa va a peor. No insistiré, como lo hacía Reverte, en otros aspectos culturales, que aun rebajarían más nuestra calificación: la ignorancia, el desprecio por la lectura, el desconocimiento de nuestra historia etc.
3-Muy sospechoso resulta también que nuestras regiones parezcan estar soldadas entre sí con un pegamento de baja calidad y que cada dos por tres hay que proceder en ellas para reconstruir sus juntas, en Cataluña, en el País Vasco, en Valencia, en las Baleares, en Galicia.
4- En una España plagada de fiestas y en que un deporte se ha subido a los altares, pasa lo que pasa: en los recientes Sanfermines, cinco animales, lógicamente llamados ‘La manada’ violaron a una joven de 18 años. Cuando los tribunales aún no han dictado sentencia, tres futbolistas de un club de tercera (aunque juegue en segunda), violan a una menor de 15 años. Puede ocurrir en cualquier lugar y de hecho ocurre pero estos dos casos parecen sintomáticos de un país desajustado por sus fiestas y sus relajos.
5-Pero la rareza mayor que observo en España es el desamor hacia sus símbolos y sus instituciones. En los últimos días tal rasgo se está poniendo crudamente de manifiesto: a una familia que había colocado la bandera de España en su balcón en una localidad de Cataluña, estuvieron a punto de quemarle la casa. En los partidos de fútbol de la final de la Copa del Rey, se silba al himno nacional y a Su Majestad. En fecha muy reciente Víctor Laínez (55) fue asesinado vilmente por el chileno Rodrigo Lanza por llevar unos tirantes con la bandera de España. Recuerden que Don Manuel Fraga solía utilizarlos: hoy, probablemente, lo hubieran asesinado.
Y sin embargo fíjense qué paradojas: el Ministro de Justicia de España se apellida Catalá y un candidato de Esquerra Republicana de Cataluña al Parlamento catalán se llama... Castellá.