Usted, igual que otros once millones de españoles, es de derechas. Usted acudió ayer a votar esperanzadamente, a uno de los partidos de derechas. Usted se acomodó luego ante el televisor esperando el resultado de las elecciones. A usted le sentó como un petardo la victoria de Sánchez y como otro petardo el pésimo resultado de Casado.
Usted está de mal humor pues se le presenta muy tenebroso el futuro de España y el suyo propio. A usted no le divierte nada el programa económico de Sánchez y aun menos si lo combina con las ruinosas ideas comunistas de Iglesias. Por añadidura tampoco le gustan un pelo muchas de las decisiones que Sánchez ha tomado en sus nueve meses como "okupa": el coladero de refugiados e inmigrantes en que se ha convertido España, la política respecto al separatismo catalán y de otras autonomías del país, incluida la perspectiva de indulto a los golpistas.Le molesta que el gobierno haya copado la RTV, que vaya a aplicar la ley de eutanasia y la de Memoria Histórica; que arrincone la educación concertada, que permita el desprecio del idioma español en favor de las lenguas Autonomicas. Tampoco le agrada que la defensa de la mujer se esté haciendo discriminando y criminalizando al hombre.
Y, seamos sinceros, también le fastidia la vanidad y la ambición de este presidente que ha asaltado la Moncloa con la voracidad de un advenedizo que usa coches, helicópteros, aviones, chóferes, pilotos, policías como si todo ello fuera de su propiedad y que coloca a su mujer en un puestazo a dedo en un acto de nepotismo inaceptable.
Voy a intentar darle algún consejo por si le ayuda a sobrellevar los años que se le vienen por delante. En primer lugar intente deslindar las acusaciones que formula a Sanchez por motivos privados de los públicos. Olvídese del Falcon; seguirá usándolo pero ya verá como no volverá a hacerlo para asistir a festivales musicales o a compromisos familiares.
Convénzase de que España no se va a romper y que el dialogo con los catalanes, aunque hasta ahora no haya funcionado, es la única vía. Reconozca que la política territorial seguida desde los comienzos de la democracia hasta hoy ha sido ruinosa y que la búsqueda de otros caminos, es licita.
Procure usted evitar las cadenas de TVE que le ponen de mal humor y refúgiese en las que le tranquilizan. Desconecte tanto como haga falta. Sintonice la radio antes que la caja tonta. Lea muchísimo más lo que, por añadidura, revitalizará su cultura y sus neuronas.
Y si su bolsillo se lo permite, viaje, descubra otros países que están en el mismo lío que el nuestro o peor y notará que España se encuentra, en conjunto, entre los mejores.
Piense que por muy mal que vaya nuestra economía, todo lo que podrá ocurrir es que volvamos a los momentos de apuros en que nos vimos al final del felipismo y del zapaterismo y que luego volverán de nuevo gobiernos de derechas que restaurarán el equilibrio. Y que quizá, cuanto antes lleguen las vacas flacas en el paro, el déficit, la deuda externa y la prima de riesgo, antes llegarán otras elecciones y con un poco de suerte, un nuevo gobierno que sea más de su agrado.
Y reconozca en todo caso que una de las cosas que más le tranquilizaba de Sánchez era poder acusarle de que fuera un "okupa" que hubiera llegado a La Moncloa sin que nadie le hubiera votado. Lo siento, ahí ya no le puedo ayudar porque ahora, otros once millones de españoles si que han votado a la izquierda. ¡Es la democracia, amigo. Hay que fastidiarse!