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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 18:56

Polonia, a la derecha

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Polonia está de moda. El pasado día 10 se concedió el premio Nobel de literatura 2018 a la novelista polaca Olga Tokarczuk. El próximo día 18, la ciudad polaca de Gdansk (en alemán Dantzig recibirá el premio Princesa de Asturias de la Concordia. Ayer, domingo 13, Polonia celebró elecciones legislativas en que resultó vencedor por mayoría absoluta (43'6% de votos; 239 de los 460 escaños del Parlamento) el partido gobernante 'Ley y Justicia'  (PiS), capitaneado por Lech Kaczynski el mellizo superviviente tras el fallecimiento en accidente aéreo de su hermano Jaroslav, a la sazón Presidente de la República, cuando iba con toda la plana mayor del país, a honrar la memoria de las víctimas polacas de Katyn.

Para la Unión Europea y para los ciudadanos más moderados, hubiera sido preferible la victoria del partido 'Coalición Cívica' (creado por Donald Tusk, Presidente saliente del Consejo Europeo). Partido que ha quedado en segundo lugar a considerable distancia de PiS (139 escaños).

Nuestra televisión pública que ya sabemos en manos de quién está, ha venido repitiendo desde antes de conocer los resultados electorales, la victoria segura del "partido ultraconservador y antieuropeista", evocando con supina ignorancia, los tres supuestos pecados capitales de la política polaca:

1.- la resistencia a aplicar la política comunitaria en materia de refugiados. Si bien es cierto que PiS no acepta una recepción indiscriminada de los refugiados procedentes de Oriente Medio y África, a los que solo aceptó tras un filtro minucioso de carácter sanitario y de seguridad, Polonia por el contrario ha acogido a 2.8 millones de inmigrantes ucranianos llegados del vecino país desde el comienzo de la guerra con Rusia. Los ha integrado social y laboralmente y ello sin apoyo especial alguno, ni reconocimiento, de la UE, fuera de los fondos que recibe como muchos otros países los hemos venido recibiendo.

2.- Falta de libertad de prensa. Es una acusación tan falsa como absurda. Cuando me encuentro en Polonia tengo acceso a cientos de canales de RTV de todos los signos. Se editan periódicos de todas las tendencias. Y, lo que es más importante, en Polonia hay al menos tres semanarios de carácter político -recordemos que en España, desde la desaparición de Cambio 16 y Tiempo, no existe ni una sola revista seria-. Son esas tres, Wprost (Directo), Politika y Newsweek (versión polaca).

3.- Suele acusarse también a aquel país centroeuropeo de ser intolerante y discriminatorio respecto al movimiento LGTBI. La Primavera pasada asistí en Varsovia al desfile gay que discurrió con total normalidad hasta que apareció una carroza en que se hacía mofa de la celebración de una misa. En ese momento la policía disolvió tranquilamente el festín y todos los asistentes se fueron a casa. Como en todos los países de la región, desde Italia y Austria hasta los tres Bálticos, Polonia no reconoce el matrimonio homosexual pero si acepta registros cohabitacionales o uniones civiles. En los tiempos del comunismo, la homosexualidad estaba penada con cárcel.
Otras acusaciones a PiS son la falta de independencia del Poder Judicial y bien es cierto que frente al Ministerio de Justicia hay un amplio piquete de jueces, fiscales y abogados, en protesta permanente desde hace meses. También se acusa de falta de libertad a las mujeres para utilizar el aborto como método de control familiar lo que resultaría contradictorio con el hecho de que Polonia tiene uno de los índices más bajos de natalidad de Europa (1,4 hijos por mujer).

Polonia es hoy el segundo país de la Unión Europea con mayor índice de crecimiento económico (el 5,5% anual desde hace un lustro) y tiene un índice de paro del 4,8%.

Polonia sufrió durante casi medio siglo la opresión comunista marcada por Moscú y tolerada por Occidente desde Yalta y Postdam. Igual que otros países de la zona, se encuentra vacunada contra las "virtudes" de la izquierda. No debe sorprendernos que en las elecciones libres celebradas desde la caída del telón de acero, los partidos de izquierdas hayan salido, casi siempre, malparados. Y que ayer, la derecha haya revalidado su victoria con un resultado suficientemente claro.