José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.
Todos los días desde finales del mes de agosto nos desayunamos o merendamos con noticias relacionadas con la educación cuyos emisores han sido puntualmente nuestro President de la Generalitat y habitualmente el Honorable conseller de Educación.
No se puede por menos reconocer amplio conocimiento y hábil manejo de lo que los medios de comunicación quieren y lo que incendia las redes sociales por parte de Vicent Marzá.
Si recapitulamos el último mes vemos varias de profundo calado como son el anuncio de doscientos euros gratuitos para libros por alumno que estudie en centros sostenidos con fondos públicos, es decir tanto los de titularidad pública como los concertados, añadamos la puesta en marcha de una experiencia piloto en treinta y tantos colegios de titularidad pública de aulas para niños de dos años, sin olvidarnos de la reapertura de once líneas en valenciano cerradas y las amenazas veladas de ‘fin de la barra libre para la concertada’, el potenciar al máximo la enseñanza en valenciano, la eliminación del distrito único, la reducción de tasas universitarias, así como bajar el listón de 5,5 a 5 raspadillo para poder acceder a becas universitarias.
Si a todo esto añadimos la reiterada manifestación del fin de los llamados barracones, el que no se amplían las becas de comedor y transporte y que la construcción de los colegios licitados en la anterior legislatura no se asignan una vez más, la saturación es total y el coctel explosivo.
Es de libro la estrategia seguida hasta ahora, anuncios que distraen y contentan a la población en general vendiendo que todo es “por el bien de los alumnos” pero gobernando solo para los míos, con una carga ideológica impropia de quien ha dejado de estar en un sindicato radical y con un modelo educativo escasamente seguido para pasar a ser la cabeza visible de la educación de todos los alumnos valencianos, tanto los que le han votado como los que no.
El anuncio del cobro de cien euros por cada alumno en este trimestre contra la presentación del ticket de compra es demagogia pura, improvisación obvia y precipitación notoria, prueba de ello son las colas en muchos ayuntamientos, como si el tesorero municipal tuviera una caja con un montón de billetes de cien euros para ir pagando. La administración no funciona así, y lo saben. La orden en la que se regula el procedimiento aún no está publicada y las mil dudas sobre los libros no se han despejado, ¿quién va a gestionar los bancos de libros, con que asignación presupuestaria? Gratis va a ser que no, pues la anterior consellera lo intentó y las Confederaciones de Padres dijeron que ni hablar del peluquín.
Las aulas de dos años que se pretenden crear en esta legislatura lo serán todas en valenciano, ejerciendo de este modo un chantaje encubierto a las familias que ante la disyuntiva de guardería de pago o gratuita en estos tiempos, optarán por la gratuita y resulta muy difícil a una familia cambiar a un alumno que ha comenzado en valenciano. Una actuación más en la que prima lo ideológico y político, a lo que añadimos la pretensión de eliminar las escuelas infantiles de iniciativa social, casi nada.