José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.
La España diversa, socarrona y con gracejo no es cualidad de andaluces, valencianos o aragoneses más bien de todos. Cuando en reunión contaba el chistoso de turno como actuaria un españolito de a pie ante el difícil trago del pago de las cervezas de un grupo de amigos, decía que el sevillano ‘tieso’, pediría otra ronda y a ver qué pasa, el madrileño no hablará del asunto, porque no es elegante hablar de dinero, en cambio el valenciano sacará la cartera y pagará en espera que la próxima, con un poco de suerte la pague otro y el catalán dirá aquello de "a ver, tocamos a tanto por barba".
Dicho esto, la moraleja es sencilla: nadie quiere pagar, porque rascarse el bolsillo no gusta, pero hay que hacerlo, las facturas no pueden estar impagadas eternamente.
Los europeos vamos avanzando en este tortuoso y a veces estrecho camino de la construcción de Europa a base de imprimir en el asfalto las reglas del juego y una de ellas es que cada uno se ha de pagar sus gastos.
La solidaridad es posible, si hay reconocimiento y voluntad de esfuerzo y mejora, es decir devolver lo que nos prestan, pero si se mira hacia otro lado y se transmite victimismo, difícil lo tenemos.
Toda la crisis griega se resume en dilucidar quién va a pagar sus facturas, entendiendo por tales, su sanidad, educación, pensiones, intereses, etc. Los griegos no quieren pagarlas, esgrimiendo el engaño y despilfarro de sus gobernantes; en Europa, sobre todo en Alemania se es consciente que no la van a pagar nunca, básicamente porque no pueden, ni podrán hacerlo razonablemente en los próximos años.
Aunque desde posiciones demagógicas se diga que solo han sido los bancos los malos de la película -en parte es cierto- por permitirlo sabiendo que estaban detrás los Estados para responder, la realidad, la triste realidad es que si se le vuelve a prestar más dinero, pues esta es la esencia del rescate, solo se le habrá dado un puntapié al problema, alargándolo tres o cuatro años más, así de simple, pero con la diferencia que la pelota es cada vez más gorda.
Parece que habrá acuerdo y aceptarán cumplir lo que se les imponga, pues de lo contrario les supone la salida del Euro, la quiebra del Estado y entonces quien gobierna, aunque haya ganado un referéndum sin sentido, sería el culpable de una situación similar a la vivida en Argentina a raíz del corralito.
Nos vestirán el acuerdo de color rosa, le pondrán un lazo precioso, los mercados financieros entenderán que quien manda es El Banco Central Europeo y que han tenido que doblegarse pero nadie responderá a la pregunta que encabeza este artículo, pues todos saben que seremos todos los europeos quienes continuaremos pagando sus facturas. Triste realidad.
